viernes, septiembre 29, 2006

El ataque del súper niño

Anoche regresé de correr y contra todas las recomendaciones y elementales hábitos de higiene, no me bañé. Corrí 6.160 kilómetros en 31 minutos con 30 segundos. Sudé mucho. Aparte me unté repelente de insectos en la cara para ahuyentar a la variedad de mosquitos que infestan la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec y que, a diferencia, de sus primos de la zona urbanizada, sacan unas ronchas que parece que tienes la pierna gangrenada.

Me iba a bañar pero cuando me di cuenta ya era la una de la mañana. Regresé de correr como a las 11. Ya es muy tarde y tengo sueño y me duele un poco el hombro. Tres razones que me parecen suficientemente poderosas para no hacer esperar a las sábanas

En la mañana sí me bañé, ya era mucha marranada. Me levanté más temprano y salí de mi casa cinco minutos antes de la hora acostumbrada. Iba con calma y muy bañadito.

Al paso, pasando la entrada de Superama, me sale un niño. No tiene más de 5 años. Trae una máscara que creo es de Batman. Me apunta con el puño. Yo traigo los audífonos y no escucho los efectos de sonido con los que acompaña su ataque.

Al ver que sus súper poderes no tienen efecto, sólo espera a que pase junto a él. Le distingo los ojitos detrás de la máscara. Le sonrío. También sonríe.

Sé que es cursi pero es bueno empezar el día así. Además, no todos los días se sobrevive al ataque de un súper héroe o súper villano o lo que sea que fuera el niño ese.

jueves, septiembre 28, 2006

Los mensajes de celular

Los mensajes de celular. Te das cuenta de lo útiles que son cuando logras comunicarte gracias a ellos. Como dice Juan Villoro, a veces es bueno comunicarse a medias o tomar una foto a medias, medio ver, medio escuchar, medio comunicarse es, a veces, suficiente, dice el escritor en relación a los celulares y a todas las cosas que hacen o dicen sus fabricantes que hacen.

El caso de los mensajes de texto es muy útil para ejemplificar lo dicho por el autor. En mi celular, por ejemplo (creo que no es igual en todos), si escribes una palabra con acento, te aumenta el número de caracteres al doble y entonces un mensaje sencillo se tiene que enviar en dos partes, con el consecuente descuento al saldo del teléfono. Te cobran por cada bloque en el que se va al mensaje.

Los que me conocen saben que soy celoso del idioma y en todos los foros en que me presento promuevo el uso correcto del lenguaje. La verdad no sé mucho. Estoy seguro que un profesional o alguien más o menos instruido en esas cuestiones podría encontrar miles de errores de construcción en este y en otros textos que he posteado.

En el párrafo anterior, por ejemplo, no sé si es correcto que utilice el participio. Estoy casi seguro que no porque no existe el verbo “postear”. Una muestra de mis múltiples incongruencias y contradicciones, pero ¿qué es el hombre sino un cúmulo de ideas que chocan y se anteponen? Uno no debe creerse completamente sus ideas, es peligroso.

Pero ese no es el tema. Lo que quiero explicar es cómo los mensajes a pesar de sus limitaciones, sus reglas absurdas, su tiránica actitud y su sorda disposición ante los legítimos reclamos del usuario, pueden ser útiles. Así pues, aunque no se puedan poner acentos y el sentido de una oración pueda ser peligrosamente malinterpretado, tengo que reconocer que los mensajes son una manera efectiva de comunicarse. Aunque me choque escribir un “si” en vez de un “sí”, acepto que los mensajes me gustan.

A pesar de todas sus limitantes, pues, un breve mensaje recibido en el momento exacto y de parte de la persona querida, puede cambiarlo absolutamente todo. El mensaje es recibido y comprendido y uno es feliz. Inmensamente feliz.

Un cuadrito iluminado en un aparato que es objeto de nuestros más dispares sentimientos: a veces lo odias, a veces lo amas. Un mensaje a tiempo y me siento feliz.

Gracias por tus mensajes, amor. Te amo.

lunes, septiembre 25, 2006

No trae cambio, joven

Abro un ojo. Es de noche. Abro el otro. Distingo los numeritos del display del estéreo. Son las 6:30 de la mañana. Ya se me hizo tarde.

Ya se me hizo muy tarde. Tengo que estar a las 7:00 en el Centro Histórico. Me visto y me arreglo apresuradamente. Junto todas mis cosas y espero que no se me olvide algo. Bajo las escaleras rápido repasando mentalmente todo lo que debo llevar en mi mochila y en mis bolsillos.

Salgo a la calle. Repaso mis opciones de transporte. Rápidamente descarto todas menos la obvia: el taxi. Camino a la esquina. Observo los faros de los autos que se acercan sin poder distinguir cuál es taxi y cuál es un vehículo particular. De entre los taxis, tampoco puedo distinguir cuál es pirata y cuál no. Por fin se detiene uno.

Es legítimo. Subo al auto y le indico el destino al chofer mientras miro con el rabillo del ojo el reloj en el display del auto estéreo. Siento que si no lo veo francamente no es tan tarde. Faltan 15 minutos. El vehículo avanza a un buen ritmo. Pienso que tengo una esperanza. En el radio discuten la información del sacerdote que presuntamente abusó sexualmente de unos menores en Puebla y que fue protegido por el Cardenal Norberto Rivera cuando este era Obispo de Tehuacan.

El taxi devora la distancia entre mi casa y mi escuela. Una calle cerrada obliga al chofer a cambiar la ruta fijada. Nos internamos por algunas calles solitarias. La neblina o el vaporcito asqueroso que sale de las coladeras se despeja conforme avanzamos.

Ya estamos muy cerca. Salimos a 20 de noviembre. Entramos al circuito de la Plaza de la Constitución. Me siento como un corredor en la última, gloriosa y agotadora vuelta a la pista del estadio que está por ovacionarlo. El grito está contenido en la garganta de los espectadores.

Llegamos. Miro el taxímetro. Son 30 pesos. Meto la mano en mi bolsillo y saco un billete de 50. Le entrego el billete al chofer mientras me preparo para salir del auto de alquiler y me alegro al pensar que voy a llegar a las 7:01.

El chofer había encendido la luz interior del vehículo para distinguir en la penumbra las monedas que me debía entregar. Sólo quedaba eso para concluir la transacción, despedirnos amablemente y nunca más volvernos a ver.

Lo miré y de sus labios salieron las palabras más indignas que jamás pueda pronunciar un taxista: ¿no trae cambio, joven?

Estaba en la disyuntiva de dejarle mi billete para siempre y llegar temprano o esperar que lo cambiara. Sentí rabia porque sólo me tenía que dar 20 pesos y no los traía. El taxista alegaba que más temprano le habían pagado con un billete de 200 pesos y que lo habían dejado sin cambio. Lo odié.

No tenía muchas opciones para cambiarlo a esa hora de la mañana. Un policía que dormitaba en una patrulla, una vendedora de churros a unos pasos del acceso al metro. Nada más. Ninguno quiso o pudo cambiar el billete. Decidí que iba a llegar tarde pero que me tenía que dar mi cambio. Se largó no sé a dónde mientras yo terminaba de escuchar los detalles de la noticia sacerdote pederasta.

Regresó. Eran las 7:12. Perdón, joven, musitó. Extendí la mano y el chofer me entregó 15 pesos porque el taxímetro ya marcaba 35. Lo maldije y me fui caminando. No llegué temprano y no tenía en mi poder mis 20 pesos. Sentí que con esos 5 pesos se había llevado mi dignidad.

Se supone que debía tener lo uno o lo otro pero completo, no a medias. O los 20 pesos o llegar temprano, pero no 15 pesos y la vergüenza de llegar tarde. Que desconsiderado. Si supiera cómo me arruinó el comienzo del día. Hace 42 minutos todavía estaba dormido.

martes, septiembre 19, 2006

Natascha Kampusch y las Mujeres de Juárez

Desde hace algún tiempo he querido escribir sobre el caso de Natascha Kampusch, la joven de 18 años que pasó los últimos ocho viviendo en el sótano de un hombre que la secuestró, en Austria. A menos que hayan estado debajo de una piedra el último mes, seguramente se enteraron de los detalles.

Para los que no, aquí va un breve resumen de las informaciones alrededor de este caso.

Natascha fue secuestrada el lunes 2 de marzo de 1998 (tenía diez años) cuando se dirigía a la escuela (lo que demuestra lo saludable que es la mexicanísima costumbre del San Lunes, por aquello que a uno lo secuestren cuando va a la escuela o al trabajo). Cuando leí la nota, inmediatamente pensé que es una chinga ir a la escuela (o a la chamba) el lunes pero que estaría mucho peor que a uno lo secuestraran en el camino.

La joven logró escapar el 23 de agosto pasado cuando aspiraba el automóvil de su captor, un electricista de 44 años que fue interrogado hace ocho cuando las autoridades austriacas comenzaron la investigación del rapto.

La Policía ligó al hombre con el secuestro porque tenía un vehículo que correspondía con la descripción del automóvil en el que Natascha fue abducida, sin embargo, el interrogatorio no permitió que los agentes pudieran confirmar sus sospechas y registrar su casa.

El desenlace del secuestro no pudo ser más dramático. El mismo día que Natascha escapó, el electricista, Wolfgang Priklopil, se suicidó arrojándose al paso del tren. La adolescente se presentó en la estación de Policía local y dijo: “Soy Natascha Kampusch, nacida el 17 de febrero de 1988”.

Las autoridades realizaron pruebas de ADN para comprobar que la joven era quien decía ser pues el caso fue ampliamente comentado en toda Austria e incluso se creía que Natascha estaba muerta pues durante ocho años fue un misterio su desaparición. Me imagino que en un País como Austria, algo así debe ser un suceso extraordinario.

Las informaciones que han salido desde entonces han comentado que la joven tenía acceso a libros, a escuchar la radio y que incluso Priklopil le daba clases. En una entrevista a la televisión, los medios han comentado que Natascha es articulada, se expresa con soltura y corrección.

En la entrevista, la joven comentó que el secuestrador le dispensó un trato amable y que consideraba injusto dar una opinión negativa sobre él pues ya no estaba para defenderse. Algunos han visto en estas expresiones algunas características del
Síndrome de Estocolmo. Además de esto, las primeras informaciones también mencionaban que Natascha y Priklopil habían tenido algún tipo de contacto sexual aunque la naturaleza de dicho acercamiento nunca se especificó (si fue consentido o si fue una violación). En las informaciones a las que yo tuve acceso nunca se aclaró esta situación.

Uno de los detalles que más me intrigó fue la revelación de Natascha sobre el desinterés del secuestrador por comunicarse a un nivel profundo con ella pero la obsesión maniática del electricista por detalles insignificantes, como ver a la joven enjuagar su cepillo de dientes.

Desde su escape y hasta la fecha, la mujer ha estado atendida por psicólogos, abogados y especialistas en comunicación para superar el trance de su cautiverio. También ha manifestado su deseo de hacer un crucero a Londres y Nueva York acompañada de sus padres y abuelos.

El caso puede quedar ahí. Se trata de algo extraordinario. Una información que dio la vuelta al mundo y a la que una de las revistas más populares de Austria le dedicó varias páginas. En ese número fueron publicadas más de 20 fotos de la
adolescente. Una entrevista esperadísima. El desenlace de uno de los casos policíacos más intrigantes de la historia de Austria. Una historia que merece ser contada. Pero nada más allá que nos intrigue como lectores mexicanos.

La cruel ironía. La broma macabra. El vínculo nefasto.

VIENA (AFP/REUTERS).- Natascha Kampusch, la joven austriaca que estuvo secuestrada ocho años en un sótano, aseguró que tiene un proyecto en mente para las mujeres mexicanas secuestradas, torturadas y violadas, y otro para las personas que sufren hambre en África.

Una mujer que vivió ocho años encerrada en un sótano, del otro lado del Océano Atlántico y con acceso limitado a los medios de comunicación. Con miles de cosas en que pensar. Imaginando que nunca la encontrarían y que pasaría el resto de su vida encerrada en un cuartucho. Lamentando su mala suerte. “No hubiera ido a la escuela ese lunes cuando tenía diez años”.

Y a pesar de todo esto, ella estaba enterada de uno de los episodios más dramáticos y lacerantes de la injusticia en México. El caso emblemático de la impunidad, la corrupción, la complicidad, la misoginia, el machismo, la negligencia y el desamparo de las doblemente condenadas: por ser mujeres y por ser pobres.

Germán Dehesa tiene una pequeña sección en su columna del periódico
Reforma que es un reclamo contra la pasividad y la omisión con la que han actuado las autoridades locales y federales en el tema de Las Mujeres de Juárez. Van 883 llamados hasta el día de hoy y a nadie parece preocuparle.

No quiero desgarrarme las vestiduras y que esto se lea en un tono de regaño y falsa indignación. Yo tampoco hago mucho por solucionar ese grave problema. No quiero ser más papista que el Papa. No soy quién para pretender que entiendo el terrible sufrimiento de esas familias mutiladas y eternamente marcadas por la ausencia de sus hijas. Me perturba el hecho de que una niña encerrada en un sótano en Austria pueda ser más sensible a todo ese sufrimiento que casi todos nosotros que vivimos acá, que lo sabemos, que lo padecemos.
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Por supuesto que ella se identifica con las víctimas mexicanas pero eso no desmerita el hecho de que Natascha sienta una preocupación genuina por la violencia que padecen las mujeres en México. ¿Y nosotros?

Sergio González Rodríguez escribió un extraordinario libro/denuncia/investigación periodística sobre las Mujeres de Juárez. Si te interesa el tema, este es el
libro.

viernes, septiembre 15, 2006

¡Viva México!

Ya tenía una entrada y se me borró. ¡Qué coraje! ¡Llevaba un buen! (Inserte aquí las groserías). Se llamaba Viva México y trataba del Grito, del crimen organizado y de Fox. Tenía un tono bastante pesimista. La censura cibernética hizo su parte. Ni modo. Para la otra la hago en Word y luego mejor la pego.

miércoles, septiembre 13, 2006

Correr hasta la meta II

Mis lectores (dos) recordarán que hace un par de semanas anuncié con gran solemnidad mi decisión de entrenar para participar en una carrera de 10 kilómetros.

En ese post declaré también con gran pompa que daría cuenta de mis progresos en este blog pero no he posteado nada respecto al tema porque tuve un encuentro muy afortunado.

Un día hace tres semanas cuando regresaba a casa después de correr, mi hermano estaba del otro lado de la banqueta y hablaba con un tipo. Tavo (mi hermano) me hizo una seña para que cruzara y me reuniera con él. Cuando llegué me presentó a Noé, quien justo ese fin de semana había corrido el Maratón Internacional de la Ciudad de México.

De hecho, hasta llevaba en el bolsillo la medalla que acreditaba que había corrido el Maratón. Me emocioné por tenerla entre mis manos. Le platiqué que quería participar en una carrera y él me dio algunos consejos. Luego un jueves nos citamos y me llevó a la Pista de El Sope, en Chapultepec, donde me presentó a otros corredores y me dio algunos consejos.

Esa sesión fue intensa. Me propuso un plan de trabajo y en eso estoy. Apenas comencé esta semana porque tenía un dolorcito bastante molesto en la pantorrila derecha. El dolor se ha ido y ya estoy entrenando con más método y más órden. Noé piensa que tal vez para principios de noviembre pueda correr una carrera en unos 45 minutos.

Me siento bien. Es un poco complicado ir y regresar hasta allá pero es necesario por el circuito y por la superficie pues hay que tener ciudado con las lesiones. En la pista hay muchas personas. Mujeres y hombres jóvenes, algunos mayores, novatos y expertos. De todo. Eso me entusiasma más.

El sitio es muy seguro, la pista está en buena forma y la gente es amable. Si alguna vez quieren ir, les recomiendo que lo hagan, es un excelente lugar para entrenarse o simplemente para trotar. :)

viernes, septiembre 08, 2006

El descuartizador pide unidad

(...) Después de dos meses de valorar la elección, el Tribunal Electoral contribuyó a las perplejidades de la patria: declaró Presidente electo a Felipe Calderón y al mismo tiempo consideró que Vicente Fox y el Consejo Coordinador Empresarial influyeron negativamente en la contienda; sin embargo (y esta expresión se repitió 33 veces en boca de los magistrados), dicha injerencia no fue decisiva en el resultado.

Hagamos un ejercicio de buena fe. Más allá de las preferencias de cada quien, es obvio que la justa fue cerradísima. Calderón ganó por un respaldo que equivale a llenar dos veces el Estadio Azteca en un país con más de 100 millones de habitantes.

El Tribunal consideró que la propaganda del Ejecutivo y del CCE afectó a los votantes pero no lo suficiente para definir la disputada elección. ¿Cómo calcularon esto?

Una forma posible de establecer ese criterio hubiera sido juzgar la intención de voto antes de los spots negativos y compararla con la intención de voto posterior. Pero las encuestas, que aparentemente sirven para todo, no sirvieron para eso. El Tribunal se vio ante la resbaladiza necesidad de valorar el ánimo de la población. A partir de eso, no dictó una sentencia sino que pronunció una opinión.

Lo que distingue a un crítico de cine de un jurado del festival de Cannes es que analiza la película sin emitir un fallo. De un magistrado no se espera que haga crítica social sino que contribuya a dictar una sentencia. El Tribunal puso en práctica el muy vago principio del "extrañamiento", esa manera de recordarle al infractor que tiene (o debería tener) una conciencia.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia, "extrañamiento" significa "acción o efecto de extrañar o extrañarse". La jurisprudencia del país de Cantinflas utiliza el recurso para no comprometerse a condenar y no caer en pecado de indiferencia, algo así como decir: "Te portaste mal pero allá tú". En su calidad de sanción, el "extrañamiento" sólo tiene valor subjetivo. Es al "extrañado" al que le corresponde decir "me vale" o ponerse chipil. Ni siquiera se trata, como las tarjetas amarillas del futbol o los retrasos escolares, de algo que pueda acumularse o siente un precedente.

Los magistrados tienen la facultad de allegarse pruebas y saben que eso significa entrar en un berenjenal. López Obrador se vio afectado por los infundios de sus adversarios pero también por sus errores. ¿Cómo calcular, por ejemplo, los votos que perdió por no asistir al primer debate y los que perdió en esos mismos días por los spots que lo declaraban "Un peligro para México"? La situación es extremadamente difícil, hay que reconocerlo con cabeza fría. Pero esto no elimina la sensación de angustia que deja el fallo de los magistrados. Si ellos no están capacitados para sancionar probadas injusticias, ¿quién lo está?

Como las leyes no se aplican a sí mismas, es posible actuar conforme a derecho sin que se imparta justicia. Sin poner en cuestión el trabajo de conjunto del Tribunal, su análisis de la injerencia del Ejecutivo y de la publicidad negativa no produjo otra cosa que opiniones. ¿El Tribunal se vio limitado por su propia voluntad o por no disponer de facultades más claras? Lo cierto es que su calificación del proceso llevó a la extraña situación de tener elementos para criticar pero no para sancionar. En nuestra crispada hora esto sólo incrementa el descontento.

Vayamos ahora a los efectos del "extraña- miento". Ya sabemos que Fox no necesita torneos para sentirse un campeón. En lo que toca al CCE, al día siguiente de oír al Tribunal, publicó un desplegado en el que en modo alguno se da por aludido respecto al papel negativo (aunque no decisivo) que según los jueces desempeñó en la contienda. Una vez más somos testigos de la forma en que las palabras se desentienden de los hechos. Después de calumniar a un candidato legítimo y atentar contra el libre juego democrático, el CCE propone en repentino estado de beatitud: "Queremos vivir en armonía, en un clima de unidad y concordia que ofrezca certidumbre a todos". Si hubiera que buscar un título de nota roja para la situación, diríamos: "El descuartizador pide unidad".

No todos los empresarios de México han incurrido en la doble moral y la falta de autocrítica del CCE. Por desgracia, el insustancial "extrañamiento" y la cínica respuesta de quienes se hacen los desentendidos, daña la imagen de un sector decisivo para el país.

Vivimos una fábula al revés: el lobo le expresa su cariño a las ovejas que no se ha devorado.

Juan Villoro. Publicado el 8 de septiembre de 2006 en Reforma , bajo el título de Extrañamientos.

jueves, septiembre 07, 2006

La lluvia, el viejo, el punk y las cabezas

Hay muchas cosas que a uno lo pueden poner de mal humor. La lluvia, por ejemplo, ya es insoportable y trastorna el ya de por sí dañado estado emocional de todos los que vivimos aquí. Ayer llovió toda la noche. Me levanté muy temprano porque hoy tengo clase de francés. Estaba saliendo de mi casa como a las 6:35 am y estaba una lluvia filosa. No un diluvio pero una lluvia bastante jodona. Llegué al metro pensando en la buena disposición de la lluvia para estar chingando si ya de por sí es como una patada en el estómago andar deambulando por la Ciudad a esas horas de la madrugada.

Entré al metro y dejé la lluvia atrás. Ya estaba en el vagón, seco (llevaba paraguas) y a esa hora en dirección a Pantitlán el metro va vacío. Tenía todo el vagón para escoger asiento y me senté cerca de la puerta. En un asiento cercano al mío viajaba un viejo de barba cana, ojos chiquitos y azules y ropa desgastada. Entre las manos llevaba una bolsa de plástico que seguramente contenía un montón de cosas de esas que cargan los viejos y que a uno le parecen perfectamente inútiles y prescindibles.

En alguna estación entre Chapultepec y Cuauhtémoc se subió un punk con un montón de periódicos en las manos. Eran ejemplares del periódico El Gráfico (El Universal). El punk usaba unas botas (¿Dr Martens?) rojas, un pantalón a cuadros, una playera y una boina roja. Bajo la boina le salía un mechón de cabello teñido de rojo que le daba en la espalda.

El punk anunciaba las secciones que contiene el periódico y decía el precio de cada ejemplar (3 pesos) mientras repartía copias a los pocos que íbamos en el vagón. Junto con el periódico, el punk aclaraba que uno podía mirar el diario "sin compromiso". Me dió un ejemplar y le ofreció uno al viejo de la barba canosa pero éste lo rechazó con un gesto de la mano. El punk se le quedó mirando un segundo y le dijo: "Pinche abuelo apático". Todo el vagón escuchó el insulto.

Me quedé con el periódico en la mano derecha. No lo abrí. Es más, ni siquiera vi la portada a pesar de que sí me hubiera gustado hacerlo nada más para ver qué nota destacaban. En la mano izquierda llevaba el paraguas todavía goteando y pensé que si manipulaba el diario algunas gotas caerían sobre el papel y el punk me obligaría a comprarlo porque lo habría mojado. Si me negaba, a lo mejor hasta me insultaba. "Pinche Yuppie idiota", me hubiera dicho, asumiendo que era Yuppie sólo porque iba de traje.

Antes de llegar a la estación, el punk recogió el producto de sus ventas y tomó los ejemplares de las manos de los que no quisimos comprar su periódico. Salió del vagón y entró a otro donde, estoy seguro, se repitió (en lo fundamental, sin los detalles que ya les platiqué) una escena parecida.

El resto del viaje continuó sin grandes variaciones. Estaba apenado por el injustificado insulto del punk. No podía voltear a ver al viejo. Sentía pena. Antes de bajarme (Pino Suárez) volteé a ver fugazmente al anciano que seguía impasible.

Mientras caminaba por el tunel pensaba en varias cosas:

1.- ¿Por qué un punk vende El Gráfico? ¿No debería vender el MacheteArte o algo así?

2.- ¿Por qué se enfrascaba en un discurso genérico para vender su periódico ("Se va a llevar el diario El Gráfico a sólo 3 pesos. Le contiene información de Deportes, Espectáculos, Política") en vez de destacar algo mucho más atractivo, como lo era la nota de la portada? ¿No hubiera vendido más periódicos si en vez de su discurso estándard hubiera dicho algo cómo: "Encuentre toda la información de las cinco cabezas humanas que fueron lanzadas a la pista de baile de un antro de Michoacán. La policía sospecha de grupos de narcotraficantes. Cinco decapitados en Michoacán, entérese ahora de los detalles" ¡Qué diferencia! Con ese lance ¡periódicos le hubieran faltado! Además en la portada uno podía ver claramente las cabezas, lo que hubiera reforzado su "speech" de ventas y le hubiera dado mucha credibilidad (vi la portada del periódico unas horas después).

3.- La tercera cosa en la que pensaba era por qué el punk había insultado sin ningún motivo al pobre viejo. No encontré respuesta. Tal vez el punk estaba de malas porque la pinche lluvia seguía jodiendo y por eso la tomó contra el pobre viejo de los ojos azules, chiquitos y arropados por los surcos de su cara. Yo creo que fue eso.

Como sea. Ojalá que ya dejara de llover. Y ojalá parara el narco... jajajá.

martes, septiembre 05, 2006

Consideraciones del TEPJF

Los magistrados electorales determinaron que el Presidente Vicente Fox puso en riesgo la validez de la elección presidencial, con sus constantes declaraciones en los meses de campaña.

"Las declaraciones del Presidente se constituyeron en un riesgo para la validez de los comicios... de no haberse debilitado su concurrencia, podrían haber representado un elemento mayor para haberlo considerado como un elemento determinante", subrayó el dictamen, elaborado por Alfonsina Berta Navarro y Mauro Miguel Zapata.

Esto es precisamente lo que le dio vuelo a Andrés Manuel López Obrador. Los carteles que exhiben los simpatizantes de la Coalición por el Bien de Todos con la cara de Fox y la palabra "TRAIDOR" están inspirados precisamente en la indecente intervención del Presidente en el proceso electoral. En su ridícula lucha contra AMLO. En su afán de marginarlo de cualquier posibilidad de competir, lo único que logró fue darle más fuerza y empuje a la imagen del candidato/mártir y arriesgar la eleccón.

El juicio de desafuero fue la plataforma de despegue de la campaña de AMLO y la confirmación de los estúpidos esfuerzos del Presidente para cancelar las posibilidades del candidato del PRD.

Las escándalosas declaraciones de Fox que enrarecieron y luego envenenaron el ambiente político únicamente sirvieron para enfrentar, enconar, polarizar y animar los odios. Esa es la nefasta herencia del Presidente: un País en crisis política en gran parte alimentada por su estupidez.

Yo no le llamaría traidor, me parece desproporcionado. Pero ciertamente no es un Estadista. Nunca fue un buen gobernante. Y estuvo muy lejos de estar a la altura de las circunstancias políticas. Su irresponsabilidad, como dijeron los magistrados, puso en peligro la elección y eso fue igualmente peligroso que las descalificaciones que hizo (y sigue haciendo) AMLO de las instituciones un día sí y el otro también. En eso se parecen mucho.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el Consejo Coordinador Empresarial tuvo una injerencia indebida en el proceso electoral federal.

"(El organismo empresarial) cometió una violación a lo dispuesto en normas de orden público", sentenciaron los magistrados responsables de laborar el proyecto de resolutivo sobre la validez de la elección presidencial.

Con los spots de radio y televisión que difundió entre marzo y mayo del 2006, subrayó el dictamen, el CCE violó los principios de igualdad en las contiendas electorales.

"Ambos spots son un posicionamiento político en el tramo final de la campaña electoral por parte del CCE... que busca defender el status quo", describió el funcionario judicial.

Otra vez. Ahí está clarísmo y lo menciona el TEPJF. Esas fuerzas oscuras que tanto invoca AMLO y a las que acusa de querer perpetuar los privilegios indebidos que disfrutan sí hicieron su parte en la campaña de Calderón. Son los mismos ultraderechistas, retrógados, ultraconservadores, mochos e hipócritas que se espantan con los libros de Biología de Primero de Secundaria y a los que les conviene que la gente más ignorante no tenga acceso a la información para ejercer una sexualidad responsable. Les conviene que la gente siga estando jodida, les convienen los embarazos adolescentes, les conviene la pobreza, les conviene la miseria y la ignorancia y no piensan abdicar sin dar la batalla.

Ahí están todos esos grupos cercanos a la dirigencia nacional del PAN, a los más duros, de los que Calderón, si en verdad le interesa resolver los problemas sociales de este País, se tendrá que desligar. No se puede gobernar únicamente para ese grupo, por muy rico y poderoso que sea. La primera muestra de voluntad que debe dar Calderón para que yo le crea que le interesan los pobres, es esa. Desmarcarse de los radicales y reaccionarios y gobernar para los 40 millones de pobres que son una herida en el corazón de México.

Quisieron infundir miedo y lo lograron. Nunca sabremos en qué medida los ciudadanos votaron en favor de Calderón o en contra de AMLO.

La elección ya fue calificada y ya hay Presidente Electo en México. La elección fue legal y por lo tanto, dicen los magistrados, legítima. Quedan, sin embargo, esas dos muestras de la inequidad del proceso y de la gran responsabilidad que tiene Calderón para con todos los mexicanos.

Su figura es débil no por lo que pueda decir AMLO sino porque queda en el gusto de los ciudadanos el sabor amargo de un enfrentamiento desigual que al final se cargó del lado del ganador por la influencia de los poderes fácticos (y eso que ya no mencionaron a las televisoras).

lunes, septiembre 04, 2006

Rigo Tovar y The Strokes

El concierto de The Strokes del sábado estuvo muy bueno. Antes de que empezara el concierto me preguntaba si tocarían Barely legal y, oh sorpresa, fue la primera que aventaron. De ahí en adelante fue un hit tras otro y un gran/gran/gran concierto. Pero no voy a hacer una reseña del evento. Ya hay muchas por ahí en los blogs, en el MySpace, en el radio.

Lo que quiero comentar es el suceso que fue el "Rigo Tovar" del concierto del sábado.

El Rigo Stroke (que en realidad se llama Cristian Aburto, tiene 19 años y vive por Tlalpan) era un tío que estaba hasta delante en la zona de la pista del Palacio de los Deportes y que tenía un gran parecido con Rigo Tovar, un famoso cantante mexicano de música popular que inmortalizó el éxito "La Sirenita" y que recientemente fue objeto de un homenaje por parte de algunas bandas de rock mexicanas.

El Rigo Stroke hubiera pasado desapercibido entre los 17 mil que fuimos al concierto pero no contaba con que uno de los camarógrafos que trabajaron ese día juzgó que su cara merecía ser desplegada en las dos pantallas gigantes que colgaban a cada lado del escenario.

Lo que siguió fue un grito que fue ganando y ganando fuerza conforme su cara pasaba una y otra vez por las pantallas, alternada con los rostros de otros cretinos y cretinas que también fueron al concierto.

"¡Rigo, Rigo, Rigo!"

Comenzó como un tímido y débil grito, apenas alimentado por las voces de algunos que rápidamente reconocieron al imitador (voluntario o accidental) del que es conocido como creador del género Grupero.

"¡Rigo, Rigo, Rigo!"

Fue creciendo y haciéndose de adeptos más rápido que cualquier político populista en campaña. Al principio era un grito distorsionado, la impresión del momento impedía que hubiera orden en el coro que aclamaba al improbable ídolo del Palacio de los Deportes.

"!Rigo, Rigo, Rigo!"

El grito era unánime. El público estaba entregado. Era oficial. La inflamación del momento desquició a los asistentes. Se habían rendido a Rigo.

"¡RIGO, RIGO, RIGO!"

Bastaba un generoso movimiento de la mano del noble varón para que las señoritas cayeran desmayadas y los hombres mostraran sus respetos. El gesto desenfadado de nuestro nuevo héroe, los lentes ocultando la mirada seductora, los dedos índice y medio haciendo la señal internacional de la victoria. La hazaña estaba consumada.

"¡RIGO, RIGO, RIGO!"

Era el potente coro que al final sólo pudo ser conjurado por los guitarrazos de The Strokes. Nada más. Y nada menos.

Rigo, te saludamos.

www.myspace.com/hivesrock