lunes, octubre 01, 2007

Parásito

Estas me llegan a mi cuenta de correo. Esta palabra la encontré particularmente divertida, especialmente el último párrafo.


LA PALABRA DEL DÍA


Parásito


En la actualidad, parásito es todo organismo vivo que se alimenta de otro sin contribuir a la supervivencia de éste.

En la antigua Grecia, los parásitos eran los altos funcionarios encargados de verificar la cosecha de trigo y la preparación del pan, así como los banquetes en homenaje a los dioses. Más tarde se extendió a toda clase de huésped y a los invitados a fiestas o banquetes, por su sentido etimológico de ‘comensal’. En efecto, la palabra griega estaba compuesta por el prefijo para- (al lado de) y sitos (trigo, pan, comida).

Muchos opinan que ambos signficados -el antiguo griego y el actual- se condensan en la burocracia moderna.

miércoles, septiembre 05, 2007

Bloc Party


Ya va a ser el concierto de Bloc Party. Faltan un par de semanas. ¡Estoy emocionado! Les dejo un playlist que encontré en un blog. Es de un concierto en Alemania en mayo.


Y ésta es la dirección del blog ---> http://christellefv.com/weblog/?p=1599


También encontrarán algunas fotos chidas.

jueves, agosto 30, 2007

Todos somos Elvira

Jorge Ramos Ávalos / El delito de Elvira.
Jorge Ramos Ávalos (28 agosto 2007).- CHICAGO.- Llegué tarde. Elvira Arellano ya no está. Hace unos días la deportaron a México. Pero aquí todo el mundo sigue hablando de ella. Elvira es un símbolo.
Elvira Arellano es la indocumentada mexicana que desafió por un año una orden de deportación al refugiarse en una iglesia de esta ciudad. Pero fue arrestada tras su sorpresiva llegada a Los Ángeles.
Quería participar ahí en una marcha a favor de la legalización de 12 millones de indocumentados. Ya no pudo. Fue deportada sin muchas ceremonias a Tijuana. Sin embargo, su caso es el mejor ejemplo de por qué no sirven las actuales leyes migratorias de Estados Unidos.
El arresto de Elvira la separó de su hijo de 8 años, Saúl, quien es un ciudadano norteamericano. Miles de familias han sido separadas por las recientes redadas del servicio de inmigración en todo Estados Unidos.
Elvira fue arrestada, pero Osama bin Laden sigue libre. La llamada "guerra contra el terrorismo" debe librarse en contra de verdaderos asesinos y criminales, no en contra de inofensivos trabajadores inmigrantes.
¿Saben cuál fue el delito de Elvira? Conseguir documentos falsos para trabajar limpiando aviones en el aeropuerto O'Hare de Chicago. Sí, es verdad, rompió las leyes. Pero su trabajo beneficiaba a muchos norteamericanos y, además, no le quitó el trabajo a nadie. Sólo quería darle una mejor vida a su hijo. Eso es todo.
Es irónico que un país que fue fundado por inmigrantes, y que hoy en día los necesita más que nunca, se ponga a perseguir a los extranjeros más débiles y desprotegidos. Elvira y millones de inmigrantes no son enemigos de Estados Unidos; Osama sí lo es.
Elvira y millones de inmigrantes no son culpables de los actos terroristas del 11 de septiembre del 2001. Sin embargo, ellos son los que están pagando las consecuencias de una política migratoria que no parece distinguir a los buenos inmigrantes de terroristas potenciales.
Esto ha generado mucho miedo entre los inmigrantes. Tomé la Blue Line del metro de Chicago -la misma ruta que seguramente tomaba Elvira para ir y regresar del aeropuerto- y ahí las conversaciones en español suelen incluir con frecuencia las palabras "migra" y "redadas".
No exagero lo del miedo. En la Feria del Libro, que organiza con mucho éxito desde 1985 la familia Girón, conocí a Gabriela. Ella y su esposo han decidido regresar a Zacatecas, México, junto con sus tres hijos y tras 13 años en Estados Unidos, por el temor a las redadas. Y habrá más redadas mientras no cambien las leyes.
Más allá de sus contribuciones económicas, la reforma migratoria debería aprobarse con un simple argumento de seguridad nacional: a Estados Unidos le conviene saber quién vive aquí. Pero la esperanza de una legalización se pudiera alejar hasta el 2013, como sugirió el congresista demócrata Rahm Emanuel. Él cree que el debate migratorio no revivirá hasta el segundo periodo de gobierno del próximo presidente.
A pesar de estas señales de desesperanza, el pasado fin de semana se realizó en Los Ángeles la marcha proinmigrante a la que Elvira ya no pudo asistir. Pero su tragedia personal no pasó desapercibida. El lema de la protesta fue: "Todos somos Elvira".
Es cierto. Con muy pocas excepciones, todos los que vivimos en Estados Unidos o nuestras familias vinieron de otro lado. Pero una feroz y extrovertida minoría, cargada de odio y prejuicios, está imponiendo su mensaje antiinmigrante a un país que tradicionalmente ha abierto los brazos a los recién llegados.
Me apenó mucho no haber llegado a tiempo a Chicago para conversar con Elvira. Pero lo más curioso es que me la encontré en las pláticas con cada uno de los inmigrantes que, como ella, aún no se dan por vencidos. Sí, en este país, todos somos Elvira.

miércoles, agosto 29, 2007

El Alcalde y el Embajador

Pasa diplomacia apuros en Tijuana
El Alcalde de Tijuana recibió al Embajador de Irán en México para charlar sobre temas diversos
Miguel Cervantes
Tijuana, México (29 de agosto de 2007).- La visita del Embajador de Irán en México, Mohammad Haassan Ghadiri Abyane, al Alcalde de la ciudad, Kurt Honold, se tornó en algo embarazoso cuando como regalo al diplomático islámico le fue ofrecida una caja con vinos.
El diplomático ni siquiera tocó la caja de vinos de la Casa Cetto, que se produce en Baja California, argumentando que su religión lo prohíbe.
El Alcalde de Tijuana, Kurt Honold, inmediatamente dijo "Ah bueno, así tendremos más (licor) para nosotros".
El incidente se dio al término de una visita de cortesía que realizó el diplomático a la Alcaldía de Tijuana para charlar sobre temas diversos.
A pregunta expresa hecha a Kurt, sobre si se le entregarían las llaves de la ciudad al diplomático iraní, dijo "No, pues apenas lo voy conociendo".
Ghadiri Abyane afirmó que "Tijuana es una buena ciudad con un mal muro", refiriéndose al cerco divisorio con Estados Unidos.
Dijo que si se resuelven las entregas de visas mexicanas a ciudadanos iraníes que viven en Estados Unidos, podría abrirse la oportunidad multimillonaria de inversionistas islámicos en esta frontera.
Abyane estuvo en la ciudad para asistir a la proyección de la película "Santa María" en la que daría una explicación sobre el rol de la mujer en la cinematografía.

martes, agosto 28, 2007

Francisco Javier Vital

El domingo me enteré por la televisión de una noticia que me entristeció mucho. El domingo pasado se celebró en la Ciudad de México la edición número 25 del Maratón Internacional. Recuerdo que hace un año exactamente fue cuando conocí a Noé, un amigo que me orientó y me ayudó a entrenar con más método y con más orden. También recuerdo que ese día que lo conocí me mostró la medalla que consiguió por haber terminado el Maratón y me entusiasmó tanto que desde entonces he participado en nueve carreras y he descubierto que correr es una de las actividades que encuentro más satisfactorias y estimulantes.
Este año, uno de los participantes en el Maratón falleció de un paro cardiaco cuando corría el kilómetro 37, cerca del cruce de Insurgentes y Querétaro, en la Colonia Roma.
La noticia es triste porque la preparación física y mental que se requiere para decidirse a participar en un maratón y completarlo es algo tremendamente difícil. Yo nunca lo he hecho, aunque es una de las cosas que más ambicionó en la vida: tener la disciplina y el valor que tuvo el abogo zacatecano Francisco Javier Vital Sandoval, de 47 años, para completar los 42.195 kilómetros.
Las imágenes del video son terribles. Muy fuertes. Se ve al atleta recostado en el pavimento, con la mirada pérdida mientras le dan masaje en el pecho y lo asisten para respirar. Está totalmente ausente, no se entera de nada de lo que pasa a su alrededor. El audio del video refleja el caos del momento y los aplausos de los corredores que alientan al zacatecano, seguramente sin saber de la gravedad del incidente. Los paramédicos auxiliándolo en medio del caos y él desmayado.
Vital Sandoval murió en el área de urgencias de un hospital privado.
Es triste porque entre los que corremos, los que hemos participado alguna vez en una carrera se sabe de la emoción y de la excitación que provoca imponerse un nuevo reto, disfrutar del recorrido y con cada paso reafirmarse en que uno ha tomado la mejor decisión: correr y que con el deporte uno sea mejor persona.
Es algo muy triste que toda esta emoción termine en algo así.
No sabemos sobre la preparación del corredor o sobre qué provocó que su corazón no resistiera el esfuerzo pero valga decir que seguramente su ejemplo inspiró a muchos y vivió una vida plena y feliz. Sin embargo, no hay que despreciar las lecciones que se desprenden de este trágico hecho, hay que aprenderlas y entrenar con disciplina y, sobre todo, disfrutarlo.
Seguramente el abogado Francisco Javier habrá completado los cinco kilómetros que le restaban en el cielo, mientras observaba a todos los entusiastas de este deporte cruzar la meta y conseguir ser mejores atletas y , sobre todo, mejores personas.

martes, julio 31, 2007

Riesgo diplomático

Muere tras comer sandwich en Beijing

La muerte de Whang se produjo en el marco de varios escándalos en torno a la seguridad de los productos alimenticios fabricados en ChinaAFP

Beijing, China (31 de julio de 2007).- Un diplomático surcoreano de alto rango murió en Beijing después de comer un sándwich, indicaron un funcionario surcoreano en China y un diario con sede en Seúl.

Whang Joung-Il, de 52 años, el emisario surcoreano para asuntos políticos de Corea del Sur, sufrió fortísimos dolores de estómago y diarrea después de comer un sándwich en un comercio cerca de su oficina en Beijing el sábado por la tarde, indicó el cotidiano Chosun Ilbo.

La Embajada de Corea del Sur confirmó que Whang murió el domingo después de ser internado en un hospital de un suburbio de Beijing.

"La autopsia fue realizada ayer en el Tercer Hospital de Beijing y el resultado será conocido dentro de un mes", afirmó este funcionario, que solicitó el anonimato.

La muerte de Whang se produjo en el marco de varios escándalos en torno a la seguridad de los productos alimenticios fabricados en China.


http://www.reforma.com/internacional/articulo/398/794468/?grcidorigen=1

jueves, julio 19, 2007

El exilio de los niños de Morelia

Exilio
José Woldenberg
19 Jul. 07

El lunes los presidentes Rodríguez Zapatero y Calderón se reunieron con los "Niños de Morelia". Se trata de los sobrevivientes de aquellos cerca de 500 menores que el 7 de junio de 1937 llegaron a Veracruz a bordo del Mexique. Niños entre los 4 y los 15 años que se convirtieron en los primeros exilados de la guerra civil española. Niños que fueron trasladados a la capital de Michoacán y educados en la escuela España-México.
El compromiso del presidente Cárdenas con la República española, dice José Antonio Matesanz, se plasmó desde un inicio con la venta de armas, la defensa diplomática del gobierno legítimo en los foros internacionales y con el asilo y protección a esas víctimas de la conflagración armada (Las raíces del exilio, El Colegio de México, UNAM, 1999, p. 243-4). Setenta años después, quizá nadie como ellos encarne en forma viva el drama del exilio. Setenta años después, observar la foto de esos viejos rodeando a los presidentes de México y España resulta conmovedor.
En 1977, a casi 40 años de su propio exilio, el maestro Adolfo Sánchez Vázquez escribió un breve pero entrañable texto sobre su experiencia ("Fin del exilio y exilio sin fin", en Del exilio en México, Grijalbo, 1991).
¿Qué representa el exilio en la vida de un hombre?, se preguntaba. "Hablo del exilio verdadero, de aquél que un hombre no buscó pero se vio obligado a seguir". Porque el exilado es diferente al migrante. El primero es fruto de una imposición, de una situación sin otra salida -que no sea la cárcel o quizá la muerte-, mientras el migrante opta, decide, aunque sea en algún grado.
Por eso: "el exilio sigue siendo una prisión, aunque tenga puertas y ventanas... el exilado tiene siempre ante sí un alto, implacable y movedizo muro que no puede saltar... (el exilio es también) muerte lenta que recuerda su presencia cada vez que se arranca la hoja del calendario en el que está inscrito el sueño de la vuelta". Es la imposibilidad del regreso lo que lo vuelve "prisión" y son las dificultades de adaptación al nuevo hogar las que edifican el "muro". Esa vuelta añorada y vedada es "una herida que no cicatriza".
"El exiliado vive siempre escindido: de los suyos, de su tierra, de su pasado... está siempre en el aire, sin poder asentarse aquí ni allá". Arrancado de su entorno, de sus raíces, de sus proyectos y querencias, resulta difícil aclimatarse a la nueva vida. Se encuentra distante, en menor o mayor grado, de aquello que lo rodea. "Siempre en vilo, sin tocar tierra. El desterrado, al perder su tierra, se queda aterrado... El destierro no es un simple transplante de un hombre de una tierra a otra: es no sólo la pérdida de la tierra propia, sino con ello la pérdida de la tierra como raíz o centro". Por ello esa sensación de vida "en el aire", de falta de un basamento que lo sostenga, "prendido del pasado, arrastrado por el futuro, no vive el presente".
"De ahí su idealización de lo perdido, la nostalgia que envuelve todo en una nueva luz". El horizonte y la experiencia previos son revalorados bajo el filtro cálido de la "nostalgia", la vida anterior se pinta de los colores de la ilusión y el pasado se convierte en una especie de edén perdido. Y ello tiene un costo, nos recuerda Sánchez Vázquez: "la ceguera para ver lo que lo rodea", porque "mirando el presente ven el pasado", lo que produce, no sin cierta ironía, "excelente poesía", pero resulta fatal para la política.
No obstante, "el tiempo que mata, también cura. Surgen nuevas raíces, raíces pequeñas y limitadas primero, que se van extendiendo después a lo largo de los hijos nacidos aquí, los nuevos amigos y compañeros, los nuevos amores... Y, de este modo, el presente empieza a cobrar vida, en tanto que el pasado se aleja y el futuro pierde un tanto su rostro imperioso". Es el tiempo, un bálsamo contradictorio, el que construye nuevas posibilidades y rutas y el que lentamente vuelve a colocar al pasado y el futuro bajo nuevas perspectivas. Compromisos y proyectos para el aquí y ahora y afectos forjados en el nuevo entorno, otorgan un renovado significado a la existencia.
"Hasta que un día... el exilio se acerca a su fin; desaparecen... las condiciones que lo engendraron", y esa tensión que surge de la pertenencia (o no) a dos mundos, vuelve a manifestarse con toda su fuerza. "Para muchos... esto llega demasiado tarde". "Pero, para otros, aún es tiempo de poner fin al exilio, porque objetivamente se puede volver. Y es entonces cuando la contradicción, el desgarramiento que ha marcado su vida años y años, llega a su exasperación... Las raíces han crecido tanto, tanto las penas y las alegrías, tanto los sueños... que ya no pueden ser arrancados de la tierra en que fueron sembrados". Ese día, el eventual retorno ya no depende de las condiciones políticas impuestas, sino de la nueva situación que el transcurso del tiempo, de la vida, ha forjado. "Se puede volver si se quiere. Pero ¿se puede querer?". Porque luego de los años la tierra original ya es otra y no es más "la que fue objeto de la nostalgia".
"Y entonces el exilado descubre con estupor primero, con dolor después, con cierta ironía más tarde, en el momento mismo en que objetivamente ha terminado su exilio, que el tiempo no ha pasado impunemente, y que tanto si vuelve como si no vuelve, jamás dejará de ser un exilado".
En aquel 1977, Sánchez Vázquez terminaba con un toque de reafirmación personal. Decía: se pueden llevar dos contabilidades, la de "las pérdidas, desilusiones, desesperanzas", pero también la de "las dos raíces, las dos tierras". "Lo decisivo es ser fiel -aquí o allí- a aquello por lo que un día se fue arrojado al exilio. Lo decisivo no es estar -acá o allá- sino cómo se está".

lunes, abril 02, 2007

La falacia del Chavo del Ocho


Dawkins y el aborto
Jesús Silva-Herzog Márquez

El aborto es uno de los ejes que separa a las sociedades contemporáneas. Un tema que ata la pasión a la polémica. El tema sigue dividiendo la opinión pública alrededor del mundo. No hay solución radical que sea convincente. Ni la absurda concepción de la libertad que ubica el derecho a terminar un embarazo con una "libertad sobre el cuerpo" (lo cual convertiría el aborto en un asunto moralmente inocuo -como cortarse el pelo o practicarse una liposucción), ni la noción del homicidio de quien termina un embarazo en el segundo posterior a la concepción (que llama bebé a un organismo de un par de células) parecen argumentos razonables. Se trata de un problema moral. Desde luego, tiene serias implicaciones de salud pública pero me parece que exige, ante todo, tratamiento moral. Si todos admitimos que es moralmente reprobable matar a un ser humano, el aborto toca el problema de la definición de lo humano: ¿es el feto un ser humano? ¿Se trata de una persona?
Quienes sostienen la postura más radical sostienen precisamente esa postura. Desde el momento en que se funden las dos células existe una persona. El Estado tiene, por lo tanto, deber de cuidar los derechos de la persona "no-nacida". Visto a la luz del pensamiento religioso, el aborto no es solamente un acto moralmente censurable, sino un acto idéntico al homicidio.
Los críticos contemporáneos de la despenalización del aborto en nuestro país han tratado de secularizar su argumento. Argumentan que, desde el momento de la concepción, existe un ser humano por existir un compuesto genético propio, inequívocamente humano e irrepetible. A su juicio, esa invocación científica basta para limpiar sus argumentos de ingredientes teológicos. Sería la razón científica la que establece la inmoralidad del acto. El brillante estudioso de la evolución, Richard Dawkins ha dado buenas razones sobre los absurdos de esta construcción que vale la pena traer a la discusión mexicana. En primer lugar, la ciencia no es proveedor de criterios de moralidad. En su admirable libro sobre mentiras, ciencia y amor titulado El capellán del diablo, advierte que la ciencia simplemente no puede decirnos si el aborto está bien o mal. La ciencia apenas apunta que existe un continuo embriológico que enlaza un feto carente de sensaciones hasta un adulto plenamente consciente. No existe ningún "chispazo" que el ojo de la ciencia retrate para capturar el inicio de la vida. Ninguna aparición de esencias. El proceso de gestación de un bebé es análogo al proceso evolutivo de las especies. Desde los organismos más sencillos hasta los primates más complejos hay un cambio gradual. Si lo entiendo bien, ése es uno de los aportes centrales del evolucionismo: lejos de concebir una "esencia" humana que separa radicalmente al ser humano del resto de las criaturas del mundo, el hombre está ligado a otros seres a través de una compleja cadena de azares.
El desarrollo de un bebé dentro del útero es análogo a ese proceso. Por ello la idea de que el aborto es un asesinato, independientemente de cuál sea la etapa de la concepción, implica una concepción que se adhiere a un esencialismo contrario a cualquier razonamiento propiamente científico. Pensar que la terminación de un embarazo es un acto idéntico a un homicidio sería en ese sentido pensar que la terminación de la vida de cualquier animal -o, incluso, de una planta, sería idénticamente punible e idénticamente reprochable.
El pensamiento secular no puede seguir apelando a argumentos esencialistas como los que ofrece el razonamiento religioso, aun en su búsqueda de disfraces seculares. Un "argumento" frecuentemente esgrimido desde esa perspectiva es el de la cancelación de potencialidades. El aborto cancela las oportunidades de la vida. Se trata de la falacia Beethoven, que entre nosotros se ha convertido en la falacia del Chavo del Ocho. El cuento dice que el padre padecía sífilis, la madre tuberculosis. De los cuatro niños que habían procreado, el primero era ciego, el segundo murió, el tercero fue sordo y mudo y el cuarto padeció tuberculosis también. Si en situación de la madre hubieras decidido abortar, habrías asesinado a Beethoven.
Para empezar, la historia es falsa. El compositor fue el hijo mayor. (Tuvo una hermana mayor, pero murió muy pequeña). No hay tampoco evidencia de que los padres de Ludwig tuvieran las enfermedades que la leyenda les atribuye, aunque es cierto que su madre murió de tuberculosis. Pero habría que considerarla como si fuera verdad. ¿Qué debemos pensar si, en efecto, los elementos del cuento fueran ciertos? Peter Medawar, Premio Nobel de Medicina de 1960, expuso la falacia del argumento. Si pensamos que el aborto es la cancelación de una vida, si creemos que el aborto aniquila la posibilidad de que exista un alma humana, seremos genocidas en cada instante en que no tenemos relaciones sexuales. Cada rechazo de cópula sería un asesinato. Si no estoy teniendo relaciones sexuales en este momento, tal vez estoy matando al gran salvador de México, a su gran poeta, a su músico más genial. Llevando el argumento a su extremo lógico: ninguna mujer tendría derecho de rechazar una invitación sexual, puesto que de ella puede surgir el milagro de la vida.
Dawkins ofrece un argumento razonable. En el caso del aborto, debemos ponderar sufrimientos. ¿Podemos decir seriamente que un embrión de apenas unas horas sufre si su gestación es interrumpida? Presumiblemente no. No puede sufrir un organismo que carece de un sistema nervioso. Y cuando lo tiene, apenas podría decirse que sufre si el desarrollo de esa estructura es todavía elemental. Se trata, entonces, de ponderación de males. Y parece razonable que, en las primeras semanas de la gestación el mal menor sea, justamente la terminación del embarazo.

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/755029/

martes, marzo 27, 2007

Aborto, mentiras y obediencia

Aborto, mentiras y obediencia

Miguel Ángel Granados Chapa

Es mentiroso que la despenalización del aborto fomente la cultura contra la vida, por el contrario, la medida busca proteger a las mujeres que toman esa decisión extrema para que lo hagan en condiciones de seguridad

El presidente de la conferencia episcopal mexicana, y obispo de Texcoco, Carlos Aguiar Retes, se permitió asistir en febrero a la inauguración de la sede en México de la Organización Internacional Demócrata Cristiana, encabezada por Manuel Espino, el líder del PAN. Fue un crudo acto de partidarismo político, incompatible con su condición de dirigente religioso. Se comprende, a partir de esa toma de posición, que elogie al presidente Felipe Calderón por haber expresado su opinión en torno del aborto:
"Lo felicité por su postura valiente de plantear sus propias convicciones", dijo. Pero a la Iglesia católica no le parecen dignos de una felicitación semejante, puesto que manifiestan también sus convicciones, los políticos, representantes, gobernantes que piensan de modo diferente al del clero. El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México señaló que la iniciativa de despenalizar el aborto, muestra "el rostro autoritario y fascista del PRD". Y del jefe del Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, que no opinó sobre el tema sino que se refirió simplemente a que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal debe actuar en un ambiente libre de presiones, tal sistema episcopal dijo: "Si no es capaz de ser congruente con sus principios, por lo menos debería esperar prudentemente para que la sociedad se exprese".
Si tal prudencia es apreciable, ¿no debería haber hecho lo mismo Calderón: esperar a que la sociedad se exprese? En cambio recibió la felicitación del dirigente episcopal. El contraste de bendiciones y condenas forma parte de la campaña clerical contra la eventual despenalización del aborto, campaña que incluye mentiras gruesas en su equipaje ideológico.
No se puede imputar al PRD ser fascista por impulsar la reforma penal sobre el aborto porque los iniciadores de los proyectos respectivos no forman parte de sus bancadas. Los autores de las iniciativas son los diputados locales Jorge Carlos Díaz Cuervo, de Alternativa Socialdemócrata, y Armando Tonatiuh González, del PRI. Cierto es que, sin contar con la fracción perredista, sus propósitos no podrían prosperar pues las bancadas a las que pertenecen son minúsculas. Pero sería improductivo políticamente satanizar a esas formaciones políticas. Es fructuoso, en cambio, hacerlo con el PRD y oponer su presunta conducta a la del PAN y su más ilustre miembro, el presidente de la República.
Es mentira también que los promotores de la despenalización sean asesinos y partidarios de una cultura de la muerte, de atentados contra la vida. Por lo contrario, uno de los motivos que conducen a eliminar las sanciones contra el aborto es la defensa de la vida. No hay cifras ciertas, por la propia naturaleza del hecho, pero se sabe con claridad que cada año suman cientos de miles las mujeres que se someten a un aborto en la clandestinidad, y muchas de ellas mueren en el empeño. Esas vidas, evidentes y comprobables, pudieron ser salvadas si se hubiera legislado sobre el tema con anterioridad. Ni la Iglesia docente, que es tan cerrada en temas que no entiende porque no los vive, como los relacionados con la sexualidad y la familia, se opone al aborto terapéutico, es decir al que se practica para salvar la vida de la madre. En el conflicto de valores que en esos términos se plantea se elige una de las dos vidas que están en contienda. Sería inconsecuente, e injusto y aun perverso, tachar de asesina a la madre que salva su propia vida, principio elemental de todo humanismo.
Es mentiroso también que haya una campaña contra la familia, orquestada desde quién sabe qué oscuros cenáculos de un nefasto poder internacional. En México y en todo el mundo la legislación sobre el aborto ha evolucionado conforme se modifican las condiciones de la vida social, que están en cambio constante. La sociedad tiene su propia dinámica y en función de ella instituciones y conductas son mudables. La situación jurídica de la mujer, por ejemplo, disminuida al extremo de que no podía contraer obligaciones legales sin autorización del marido, ha evolucionado no a causa de las decisiones de una mente diabólica que pretende expulsarla de la santidad del hogar para lanzarla a los peligros del mundo, el demonio y la carne. El crecimiento de la conciencia universal sobre la igualdad del hombre y la mujer es el origen de su emancipación. Algo semejante ocurre con las decisiones sobre su propio ser, su alma y su cuerpo. No hay ya defensores, ni siquiera entre el clero más obcecado, de los matrimonios arreglados, es decir aquellos donde la voluntad de las partes no interviene. Si una mujer tiene derecho a resolver con quién compartir la vida, una consecuencia directa de su ejercicio es el surgimiento de otro derecho, el de decidir libre, informada y responsablemente sobre el número de sus hijos y la ocasión de concebirlos y parirlos. Y esa verdad no es de ahora, fruto de las maquinaciones diabólicas del PRD, sino de la evolución de la cultura occidental, que se halla inserta como garantía de las personas en la Constitución mexicana (artículo 4o.) desde hace cerca de un cuarto de siglo.
El aborto es una indeseable práctica presente en el mundo desde siempre. Nadie se proclama partidario de realizarlo porque es una desgracia, un desgarramiento (no necesariamente en sentido material). Ninguna mujer se somete a él por gusto, por disfrutar sus delicias. Si es posible escoger entre prevenir un embarazo y abortar, la elección no ofrece dificultad alguna. El problema aparece cuando el embarazo es una realidad y aparece una necesidad y una posibilidad de interrumpirlo. No es sensato ni justo que a quien padece tal interrupción se le fuerce a hacerlo al margen de la ley y enfrente el riesgo alternativo de morir o ir prisionera. Como frente a muchos temas morales, durante largo tiempo se prefería la simulación a la abierta exposición de los términos del problema. Muchachas pudientes salvaban su honra al paso que perdían la vida quienes no contaban con medios para ocultar lo que la insidiosa moral pública consideraba un deshonor.
La sola palabra era vitanda. Hace apenas 40 años no era de buena crianza hablar del aborto. En el Excélsior de aquellos años, suma de la moralidad social promedio, estaba prohibido utilizar el vocablo. No se imprimió nunca allí un libro de estilo, pero por tradición oral se sabía que era impropio utilizar la palabra. En vez de aborto había que escribir: interrupción prematura del embarazo. Y cuando se informaba sobre la actividad de médicos y comadronas sorprendidos en su práctica se utilizaba el vulgar eufemismo de llamarlos espantacigüeñas. Digamos, de paso, que la despenalización del aborto que ahora está en cuestión se basa en el derecho de la mujer para decidir su destino, pero no debe amparar a los varones irresponsables que exponen a la mujer que han preñado a abortar sin su voluntad ni a quien por razones de esa índole siguieran practicándolo en la clandestinidad.
Lo que propone la reforma que está por iniciarse en el Distrito Federal (y que carece de sentido en el ámbito federal, como se ha propuesto en el Senado, porque el delito al que se refiere es típicamente del fuero común) es modificar el patrón de causalidad que hasta ahora ha despenalizado al aborto. La modificación no incluye nuevas circunstancias excluyentes de responsabilidad sino que privilegia la libertad de las mujeres para que puedan interrumpir su preñez durante las primeras 14 semanas, lapso establecido en función de la evidencia científica respecto de la iniciación de la vida humana. Pero es ya antigua la decisión legislativa de no castigar el aborto cuando no es atribuible al dolo sino a la culpa y cuando está en riesgo la vida de la madre. Más recientemente, y hasta en 13 códigos penales se ha eliminado la sanción en el caso de que se adviertan malformaciones del niño (o feto o producto), cuando la salud de la madre puede ser afectada, o cuando el embarazo es resultado de una violación o de inseminación artificial no consentida. En Yucatán se autoriza el aborto a mujeres cuya posición socioeconómica haga imposible sustentar a un nuevo hijo, si tienen ya tres.
Mentira que la despenalización otorgue licencia para matar. Así lo sabe la sociedad. Una encuesta de Reforma encontró que 59 por ciento de la población capitalina apoya la eliminación del castigo.

Derecho al pecado


Derecho al pecado
Carlos Elizondo Mayer - Serra

La opinión ciudadana en relación al aborto es paradójica. Mientras que el 66 por ciento de la población cree que el aborto es un pecado grave, el 60 por ciento cree que toda mujer debe tener derecho a poder hacerse un aborto con atención médica adecuada. Esto se desprende de una encuesta de BGC. En otras palabras, una importante proporción del electorado, que cree en lo correcto de ambas posturas, defiende el derecho al pecado.
Pareciera que en México tenemos un concepto del pecado laxo, más propio del catolicismo que permite resolver la comisión de un pecado a través de la confesión, que de las religiones protestantes donde el pecado grave te lleva al infierno sin que haya salidas de emergencia fáciles. Esa laxitud relativa ayuda a entender el que, siendo mayoritariamente católicos, seamos tan propensos a violar todo tipo de ley, aun en contra de los principios básicos del catolicismo.
Pero la contradicción entre los principios civiles y los religiosos es común en una sociedad en proceso de modernización, independientemente de qué religión se trate, dado que coexisten diversas visiones del mundo. También da cuenta de lo complicado que son, desde el punto de vista político, el aborto y otros temas similares, donde entran en contradicción valores religiosos con valores seculares.
Paradójicamente, el régimen revolucionario y anticlerical del PRI nunca le entró a estos complejos temas. Tuvo que llegar un secretario de Salud de un gobierno del PAN para permitir dentro del cuadro básico la llamada píldora del día después, la cual existe en otros países desde hace décadas.
Esta tardía introducción al debate político de temas vetados por la Iglesia Católica no es sólo resultado de las contradicciones permanentes del PRI durante sus gobiernos, sino también de la adopción por la sociedad de valores más liberales durante la última década, producto probablemente de la mayor apertura económica y política. En 1995 sólo el 44 por ciento de la población estaba de acuerdo, o parcialmente de acuerdo, con el uso del preservativo, ahora es el 94 por ciento. En 1995 sólo el 46 por ciento estaba de acuerdo, o en parte de acuerdo, con difundir programas masivos de educación sexual a partir de los 12 años de edad y 41 por ciento en el uso de métodos anticonceptivos no naturales, contra el 78 y 75 por ciento, respectivamente, ahora.
El aborto puede ser el gran divisor de la política aun en sociedades más modernas. Así lo es en Estados Unidos donde ser pro vida o pro libertad de decidir, marca para siempre la carrera de un político.
En México, sin embargo, el debate tiene un trasfondo distinto. Se trata de una suerte de debate ficción. Estamos discutiendo la legalización de un hecho que se da todos los días con altos costos de salud y hasta de vida de cientos de miles de mujeres, sin que este hecho parezca alarmar a quienes se oponen a la legalización.
Lo anterior probablemente explica que no haya mucha disposición a movilizarse para oponerse a una reforma que lo legalice. No es trivial que el 65 por ciento de los capitalinos están en contra de la movilización que condena la despenalización, y el 72 por ciento que la Iglesia se pronuncie en contra de esta propuesta de reforma legal.
No es previsible por ello que la legalización del aborto sea tan divisiva como en Estados Unidos. En ese país el pleito es por un hecho: el que haya o no abortos. No por una ilusión, la legalidad o no del mismo. Por ello la batalla se da hasta en las clínicas donde se practican abortos legales, donde los más fundamentalistas buscan evitarlos, llegando a agredir y hasta matar a médicos que ahí laboran. En México la legalidad no va a llevar a que haya abortos, ni siquiera es previsible que aumenten de forma importante, lo que sí es previsible es que disminuyan las muertes de madres y el daño a su futura reproducción.
Qué tan divisivo resulte el tema dependerá también de si se queda a nivel local o se lleva al federal como lo están buscando ya algunos legisladores. En el primer caso, la polarización será menor dado que en la Ciudad de México hay un elector claramente más liberal, el 48 por ciento cree que es pecado grave y 77 por ciento que es un derecho que debe tener toda mujer, aunque aún en el Distrito Federal se concibe como un derecho limitado. Sólo el 31 por ciento está de acuerdo, o parcialmente de acuerdo, en el aborto cuando no está en los planes de la mujer tener hijos y 46 cuando falló el método anticonceptivo y la madre es de escasos recursos. La ley que se discute en la Asamblea Legislativa va más allá de estas preferencias.
Si el tema del aborto se eleva al ámbito federal, puede terminar por contaminar el resto de la agenda legislativa. Esto es un atractivo fuerte para el PRD y para ciertos sectores del PRI. Tampoco al PAN le va a ser fácil evitar entrarle a ese pleito, tan caro a ciertos sectores del partido, más allá de la política de la Ciudad de México. Entendiendo lo sensible que puede ser este tema para muchos, sería un pecado usarlo como pretexto para paralizar nuestro de por sí empantanado Congreso de la Unión.

lunes, marzo 26, 2007

Anger Management

Últimamente he estado considerando tomar clases de yoga. No asistiría diario sino una vez a la semana. Además de servirme para tener mejor forma para la carrera, creo que me ayudaría a controlar mis estados de ánimo. La verdad es que esta semana he estado un poco irritable. Supongo que estoy nervioso o ansioso por algo. We all know what I´m talking about.

Creo que el yoga me ayudaría para relajarme y no estar tan acelerado. Trato de controlarme y no explotar. He encontrado que es útil lo de calmarse, no decir nada y contar hasta 10.

10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1

Después ya más tranquilo, pensar y decidir. No lanzarse a la primera sin haber pensado de manera calmada en qué es lo mejor y qué es lo que quiero decir.

Debe haber alguna manera. La verdad es que me preocupa que esto se vuelva permanente. Espero que no porque no me gusta ser así. Encuentro a las personas que se irritan fácilmente muy desagradables.

Esta semana es muy importante y quiero y necesito estar calmado. El ejercicio es muy bueno para canalizar toda esa energía. Hasta he considerado una terapia de manejo de la ira o algo así. Lo importante es tener la voluntad de cambiar esos aspectos de nuestra personalidad que nos desagradan porque, en el fondo, sabemos que no somos así.

Yo no soy así. No me gusta ser así y esto es sólo pasajero. En unos días, cuando todo haya pasado, mi carácter mejorará y estaré tranquilo. Estoy seguro.

En cualquier caso, siempre estará el yoga. Además dicen que tiene otros muchos beneficios asociados, como mejorar la forma de la carrera, lo que me ayudará a evitar lesionesy estar más fuerte. Comenzaré a cotizar algunas opciones cerca de mi casa.

jueves, marzo 08, 2007

No se contemplan nuevas incorrecciones a este post

Cuando era estudiante universitario recuerdo que tomé una clase que se llamaba Redacción Avanzada. También recuerdo que el profesor era un cubano, joven, delgadito, con una piochita rala, unos lentes que ocultaban unos ojos despiertos y una cabeza perfectamente formada. La definición de su testa era tal que cualquier maestro de anatomía la hubiera juzgado utilísima para explicar a sus alumnos las particularidades de parietales, frontales y del occipital.

Este maestro se llamaba (o se llama, tiene años que no sé nada de él) Osmar y siempre que pienso en él me acuerdo de la forma tan poética que tenía de hablar. La mayor parte de la clase siempre se quedaba a la mitad de lo que decía y en realidad creo que nunca entendían nada de lo que les decía. Recuerdo que el lunes siguiente al Día del Padre del 2000 (esa clase la tomé en verano) hizo una reflexión en voz alta acerca de su situación personal y creo que estaba de verdad profundamente conmovido por un regalo que su hija le había hecho.

Desearía recordar exactamente lo que dijo pero sólo recuerdo que era algo como: este humilde pecador que se le ha concedido ser padre aunque no comprenda muy bien por qué o para qué ni qué es lo que tenga que hacer.

Seguramente Osmar no lo dijo así y hasta se enojaría porque ando diciendo que dijo cosas que no dijo o que las dijo de otra forma. En cualquier caso, el punto es que Osmar tenía esa cualidad y esa sensibilidad para decir las cosas de una manera tan bella, tan sutil y tan poética que era un deleite escucharlo hablar de lo que sea.

Me viene a la memoria un examen en el que había varios párrafos que uno tenía que corregir y que hasta las instrucciones resultaban una especie de verso y al final una nota que tampoco recuerdo exactamente lo que decía pero que aclaraba que en el examen no se contemplaba que el alumno contribuyera con nuevas incorrecciones a los párrafos propuestos. Seguro que en confianza era una persona de esas con un humor filoso y sarcástico.

Recuerdo que sólo una vez tuve oportunidad de hablar con él fuera del salón de clases. Nos encontramos en un pasillo y me preguntó que porqué en las últimas clases casi no había participado. Le dije que sentía que no tenía mucho que aportar a la clase. Me miro y me dijo que considerara mi posición porque él sentía que lo que yo decía enriquecía la clase. Le dije que sí, nos despedimos y nos obsequiamos una sonrisa sincera y amistosa.

También recuerdo una vez que en la clase salió al tema algo de Cuba pero ahí sí no quisiera arriesgarme a escribir algo inexacto.

Hace muchos años que no sé nada de Osmar. Seguro está bien y seguro que en los círculos donde se mueve es apreciado y respetado. Yo tengo un buen recuerdo de él y de todo lo que me enseñó, por lo que me gustaría aclarar a mis lectores (dos) que no es culpa de Osmar que ya todo se me haya olvidado y que parezca que escribo con las patas; si escribo mal es mi absoluta responsabilidad pues él era (es) un excelente profesor.

Me acordé de Osmar porque recientemente escuché a alguien que contribuyó con una nueva incorrección a otra que es ampliamente usada y difundida en conversaciones en todos los niveles y circunstancias socioeconómicas:

“Tienen razón en lo que dicen, pero mas sin embargo, nosotros somos los que tenemos que tomar la decisión”.

En los comentarios a este post, queridos lectores (dos), por favor eviten contribuir con nuevas incorrecciones a todas las que puedan encontrar en los párrafos anteriores.

miércoles, febrero 21, 2007

Los Ángeles

Estimados lectores (dos): El otro día me tocó ver en un microbús uno de los espectáculos que estoy seguro únicamente se pueden ver en México DF o en alguna de esas ciudades populosas de Latinoamérica. La verdad es que no conozco ninguna capital latinoamericana pero me imagino que a ratos deben ser un poco como el insondable y contrastante DF.

Este encuentro tuvo tintes religiosos, místicos, mágicos. Fue una experiencia breve pero intensa.
El domingo pasado un numeroso grupo de peregrinos salió desde las inmediaciones de la Ciudad Universitaria para devorar la distancia que existe entre ese punto lejano y remoto del sur de la Ciudad de México y la ignota Basílica de Guadalupe.

Esta ingente columna de personas, que la casualidad quiso que fuera del mismo tamaño que la comunidad que devotamente lee este blog, comenzó su periplo muy temprano, alrededor de las 7 de la mañana y cinco horas después se encontraba en la presencia de la Virgen de Guadalupe.

En honor a la verdad, tengo que decir que yo no cubrí toda esta ruta, pero sí la mayor parte. Esto lo aclaro para desmentir a ese grupúsculo que se ha dedicado a difamarme y que pretende quitar méritos a mi peregrinar desde la estación Sonora del Metrobús hasta el templo religioso.

En fin, como les decía, la peregrinación terminó alrededor de las 13:00 horas. Después de escuchar misa, el grupo decidió que era pertinente reagruparse, recuperar fuerzas y comer algo, por lo que se traslado a reputado restaurante del Centro Histórico donde fue agasajado con una merecidísima comida que incluyó huevos, enchiladas, café, pan y una deliciosa agua de horchata.

El resto de la tarde de ese domingo transcurrió en la casa de Dulce entre flores y dos perros que tienen una relación algo más que tormentosa.

Ya cerca de las ocho de la noche decidí que era prudente irme a mi casa y darme un buen baño, por lo que me despedí y tomé el microbús que va para San Ángel.

No necesito contar sobre las extravagancias de los microbuses del DF. Se necesitarían varias entradas de este blog para analizar en profundidad los templos al mal gusto que pueden ser esos vehículos; la imaginación y la creatividad desbordada que ponen los microbuseros para “decorar” sus “unidades” es materia de un tratado sobre ese aspecto particular de la Ciudad, por lo que no abundaré sobre ese tema.

Sobre el microbús en cuestión diré que llevaba una música tropical a un volumen muy alto. Que tenía algunas calcomanías de marcas de coches y que además tenía una lámpara de luz negra sobre la cabeza del conductor y que su espectro alcanzaba a los que estaban sentados en las primeras filas.
Todo esto no hubiera sido nada del otro mundo si no hubiera sido por algo que me pareció resumía todo lo que habíamos pasado en el día durante nuestro peregrinar.

Sentados en el microbús, en la primera fila del lado izquierdo había dos ángeles que resplandecían. La luz no se podía evitar y todos los que ocupaban el vehículo no podían sino mirar hacia aquel punto.

Los ángeles estaban muy quietecitos, con las manos sobre el regazo, mirando para el frente y sin pensar en el espectáculo que involuntariamente protagonizaban. Sentados como todos los otros, padeciendo el estruendo de la música y esperando únicamente llegar a su destino (¿en San Ángel?) o que el destino les llegara.

Me baje del microbús unas cuadras después y los ángeles siguieron ahí. Sin moverse, casi sin respirar, como si levitaran sobre los sillones y sin pensar en lo que representaban, como si fueran entes ordinarios y comunes, igual que los otros.

Los ángeles eran dos monjas que usaban sus hábitos y que las cubrían de pies a cabeza. La tela era inmaculadamente blanca y el efecto de la luz negra las hacía brillar con una intensidad sin par. Únicamente sus manos y sus caras no estaban cubiertas por aquel vestido que bajo esa luz se podía asegurar sin equivocarse que era la ropa que debían usar los ángeles.

Una de las religiosas era mayor, casi una anciana. La otra me pareció muy joven y con la mirada triste, aunque seguramente no lo estaba. Con los reflejos de la luz apenas pude adivinar sus facciones. La vieja tenía la cara arrugada y viajaba del lado de la ventanilla, miraba para afuera sin detenerse en nada en particular. La joven era morena y parecía que le daba pena que la luz hubiera transformado su hábito.

Me dio mucha ternura verlas así.

Cuando bajé del microbús pensé en la conjunción de todos los aspectos involucrados. La luz negra, las monjas, los hábitos, la música, el exótico vehículo. Pensé que únicamente en una Ciudad como ésta algo tan ordinario se puede volver extraordinario. Pensé en la relación de Dios con los hombres y en lo complicada que es. Pensé también que la belleza está en todos lados y que aquel era el mejor final para un día que había empezado muy temprano con una peregrinación.

martes, febrero 06, 2007

Me gustan los abrazos

Los restos de dos personas fueron hallados en Italia entrelazados en un abrazo milenario; se cree que pertenecieron al Neolítico.
¿No es esta una de las cosas más hermosas que han visto en su vida?

jueves, enero 25, 2007

La élite del poder







Lorenzo Meyer
La consolidación de una élite del poder



Cada vez es más claro que a México lo controla una verdadera élite del poder



Esquelas






Una peculiaridad mexicana es la publicación de esquelas en los periódicos cuando fallece alguien de clase media pero, sobre todo, de la minoría poderosa. Mediante esas inserciones se hacen presentes buena parte de los que tenían relaciones institucionales cercanas al desaparecido. El tamaño de la esquela -su costo- es otro indicador adicional del grado de relación que se tenía o se quiere hacer creer que se tenía. Por ello, la observación de tan peculiar documento puede ser un dato revelador de la naturaleza del tejido de intereses económicos y políticos entre los poderosos.






El 11 de enero falleció Mónica Pretelini, esposa del gobernador del estado de México -Enrique Peña Nieto- y, por ahora, uno de los jóvenes políticos más conocidos y posible candidato presidencial del PRI para el 2012. El deceso desató, como pocas veces, un alud de esquelas en los diarios nacionales. Y de éste surge una interesante imagen de las redes del poder actual, de la cercanía entre la élite de la política y la del dinero. Una contabilidad de esquelas publicadas en Reforma a lo largo de varios días arroja casi medio centenar pagadas por personajes y familias más o menos destacadas en la política y los negocios; centena y media fueron publicadas por empresas de todo tipo e importancia; dos decenas por grupos empresariales, profesionales o sindicales; más de 60 por instituciones gubernamentales -desde ayuntamientos a gobernadores-. Si se toman las empresas privadas más importantes o los principales empresarios del país, se verá que varios de ellos se hicieron presentes -directamente o a través de alguna de sus compañías-, en lo que se puede llamar la feria de las esquelas.






Definición






Toda sociedad compleja se puede dividir en función de su distribución del poder en masa y minorías directoras. Sin embargo, no todas tienen lo que podría llamarse una élite del poder en el sentido que le dio al término el sociólogo norteamericano C. Wright Mills, en un trabajo clásico: La élite del poder (FCE, 1957; The Power Elite, Oxford University Press, 1956).






Mills definió al poder como la capacidad de los individuos para tomar las decisiones fundamentales en torno a los arreglos institucionales de su comunidad, así como en relación a los hechos que dan forma a la historia de su tiempo. Observando la situación en Estados Unidos en plena Guerra Fría, lo que le llamó la atención no fue tanto lo reducido del número de quienes realmente tomaban las grandes decisiones en esa nación -eso era lo esperado- sino tres factores adicionales. Primero, el amplio alcance de estas decisiones, al punto de que la persona que se encontraba en la cima de la estructura de poder podía oprimir el botón que desataría la guerra atómica y, por tanto, destruir a una buena parte de la humanidad o incluso a toda. Segundo, lo entrelazado de los intereses y la similitud de visiones de ciertas élites. Finalmente, la capacidad de esas minorías para apoyarse mutuamente y sostenerse frente a la no-élite, la masa.






Mills identificó en Estados Unidos a tres minorías que sobresalían por sus dotes para acumular poder: las que controlaban a las instituciones políticas, militares y a las grandes corporaciones privadas. Los individuos que efectivamente dominaban esos tres órdenes institucionales eran muy pocos, en gran medida provenían de las mismas esferas sociales, interactuaban constantemente e incluso intercambiaban sus puestos: un hombre de empresa podía dar el salto a un alto puesto político (un ejemplo actual es el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, que antes dirigía la empresa Halliburton), un alto mando militar podía terminar en un alto puesto político (recuérdese el caso del general Colin Powell que terminó en secretario de Estado norteamericano) y un alto político podía ser el administrador de una gran empresa privada (de nuevo, resalta el caso de Cheney, que antes de llegar a manejar Halliburton había servido en la Casa Blanca).






En las postrimerías del siglo pasado hubo una discusión teórica sobre si el término de élite del poder era apropiado para explicar la realidad mexicana. El profesor Peter Smith concluyó en 1979 que México, en efecto, ya era gobernado por una auténtica élite del poder (Los laberintos del poder, México, 1981, p. 224). Años después, otro académico, Roderic Ai Camp, hizo depender su juicio de la definición que se adopte (Mexico's Mandarins, Berkeley, 2002, p. 12). Como sea, hoy nuestra situación se explica mejor si se parte de la premisa de que quienes dominan a nuestra sociedad ya conforman una auténtica minoría de minorías o élite del poder.






México






En la época colonial, la Corona española se propuso que en su imperio americano no se volviera a repetir el caso inicial de Hernán Cortés, que a un mismo tiempo controló el poder militar, político y económico de la joven Nueva España. En la práctica, la acumulación de privilegios no se pudo evitar del todo, pero el caso del conquistador extremeño no se volvió a repetir. Cuando México por fin logró consolidar un Estado nacional, emergió con gran fuerza una efectiva élite del poder, orgullosa de serlo. Los ejemplos abundaron: José Yves Limantour era gran propietario y secretario de Hacienda; Olegario Molina fue gran empresario henequenero de Yucatán, gobernador de su estado y secretario de Fomento; Luis Terrazas fue, a la vez, casi el dueño de Chihuahua y su gobernador; su yerno, Enrique C. Creel, siguió sus pasos y combinó con éxito el papel de poderoso empresario con el de político (gobernador, embajador en Estados Unidos, etcétera); el general Bernardo Reyes llegó a ser cabeza del Ejército y factótum político de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas y aspirante a la Presidencia. La lista de porfiristas que podían ser, a la vez, políticos, empresarios y militares, es grande.






Si alguien quiere explicar la Revolución Mexicana como resultado de la casi obscena concentración de poder en una sociedad que era un mar de pobres, no le faltarán elementos. Como sea, con la Revolución surgió una nueva élite que, en buena medida, era política, no económica aunque no faltaron los generales-políticos-empresarios al estilo de Abelardo L. Rodríguez o de Aarón Sáenz. Con el paso del tiempo, este grupo se fue cerrando y para la última parte del siglo XX ya había adquirido mayores tonos de nueva élite del poder. Sin embargo, es a partir del triunfo del PAN en el 2000 -cuando asume la Presidencia Vicente Fox, un personaje que aseguró que su gobierno era de empresarios y para empresarios- que se acentúan las tendencias a entrelazar alta política y administración de gran capital.






En el gobierno de Fox hay ya empresarios que ocupan puestos en el gabinete -un ejemplo es Fernando Canales Clariond- pero, sobre todo, lo que hay son funcionarios de grandes empresas privadas que pasaron a puestos políticos -el mejor ejemplo es el propio Fox, alto funcionario de Coca Cola que se convirtió en presidente de la República (Ernesto Zedillo pasó de Presidente a miembro de una gran empresa transnacional)-. Como el Ejército no tiene ya la importancia relativa dentro de la estructura de poder que tuvo en el pasado, los militares ya no entran de lleno en este juego. En México la interacción básica es entre las minorías que dominan la economía y la política, a las cuales le sirven de apoyo las otras élites: militar, eclesiástica, sindical, académica, etcétera.






Otros ejemplos






El caso del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil, que tan presente ha estado en la prensa en estos días a raíz de un posible conflicto de intereses en el ramo de aduanas (El Universal, 15 a 18 de enero), puede ser otro ejemplo de tránsito reiterado del sector financiero del Estado -Banco de México y Secretaría de Hacienda- al del sector privado -Avantel y HSBC- y viceversa. Jorge Hank Rhon, hoy alcalde de Tijuana, posible aspirante a gobernador y figura dominante en el mundo de las empresas de apuestas, es otro caso conspicuo de la simbiosis entre el mundo de la política y el del dinero. En fin, a nivel estatal y local, se pueden contar por centenares casos similares.






En suma






La alta concentración de la riqueza y la creciente identificación hasta llegar a la fusión entre las minorías poderosas de la política y la gran empresa, son dos de las característica de un México que, se supone, está empezando a adentrarse en el mundo de la democracia política. Pero ¿es compatible esa democracia con una élite del poder? Mills encontró que no, pues la consolidación de la unión de las minorías privilegiadas termina por vaciar de contenido a la democracia política. Se trata de un peligro serio, y que sólo una fuerte conciencia ciudadana puede sortear.






miércoles, enero 24, 2007

Una lágrima hace la diferencia


Una lágrima hace la diferencia


Kapuscinski estuvo en marzo de 2001 en la redacción de REFORMA para encontrarse con periodistas y directivos.


Roberto Zamarripa

Ciudad de México (24 enero 2007).- A todos los corrieron del Tenampa. Peruanos, venezolanos, colombianos, mexicanos y a un anciano que no tenía nacionalidad, aunque su pasaporte dijera que era polaco y su pueblo natal, ya a esas alturas del siglo 21, fuera una comunidad bielorrusa.


Ese viejo que caminaba aprisa, ligeramente encorvado, que por su equipaje era más africano o latinoamericano que europeo, era el periodista Ryszard Kapuscinski.


Aquella madrugada del 10 de marzo de 2001, en el festejo involuntario de su 69 cumpleaños, salió del Tenampa como un muchacho de 20, con una decena de tequilas que le supieron a limonada, con la curiosidad en la piel, sumergido en la Plaza Garibaldi repleta ya de teporochos, cantantes de todo, repartidores de toques eléctricos, vendedores de sorbos de ron o de tequila en vasos de plástico. Dejó atrás a los jóvenes periodistas latinoamericanos que no le aguantaron el paso.


Kapuscinski partió plaza en Garibaldi empapado de las luces y sonidos del lugar, las emociones y los olores. No preguntaba como turista o se extraviaba como principiante. De traje oscuro y sin corbata, con los pocos cabellos blancos en desorden y los ojos de escrutinio, devoró Garibaldi sin hablar. Iba con los ojos y, sobre todo, con los oídos abiertos.


Cronista de una veintena de revoluciones, golpes de Estado, insurrecciones y derrumbes de murallas autoritarias, periodista de fax en tiempos de internet, que no usaba grabadora sino sólo el oído, la libreta, la pluma y la memoria para entrevistar, que no andaba con celular, Kapuscinski remató en el Tenampa tras un encuentro organizado por la Universidad Iberoamericana y la FNPI, que duró tres días y tres tardes.


A ese encuentro, realizado en una casona de la colonia San José Insurgentes, acudió Gabriel García Márquez, quien dejó correr la historia, sentado a la derecha del periodista.


Kapuscinski, con impecable español, habló de la ética del periodismo, de las claves para la recopilación de información y las descripciones, del apego a la realidad.


Al comentar que al contar la tristeza de un personaje no podría aseverarse que lloraba si no había una lágrima en su rostro, García Márquez, el literato, interrumpió con sorna: "¿Qué más te da una lagrimita, hombre?".


Sonriente, cándido, Kapuscinski desaprobó. Sus fronteras no estaban en el estilo, en el género, en el modo de escribir. La raya estaba trazada por el respeto al prójimo, a su realidad, a su circunstancia. Una lágrima era el detalle que distinguía el periodismo de la ficción.


El periodismo, con Kapuscinski, se hizo literatura por ese apego y gracias a ello, a la veracidad, pudo construir las piezas que envidiaría un Premio Nobel de Literatura. Lo suyo es periodismo. Puro periodismo.


*** "Antes —publicó en Lapidarium IV—, el periodismo era una carrera soñada, incluso deseada con auténtica ansia, una especie de misión de gran relevancia y distinción. Ahora, por el contrario. Muchos de estos nuevos adeptos tratan su trabajo en los medios sólo como una ocupación temporal, hallada por casualidad, y no como base de un ambicioso plan para el futuro. Hoy son periodistas, mañana trabajan en una agencia de publicidad y pasado mañana finalmente se convierten en corredores de bolsa".


El periodismo entendido como modo de vida, como asunto de piel, como pasión y como sacrificio. El periodismo no tiene sentido sin escuchar a los otros. La vida del periodista depende de lo que hagan otras personas; nunca las sustituye ni puede fabricar una realidad para consumar su noticia.


Kapuscinski estuvo también aquel marzo de 2001 en la redacción de REFORMA para encontrarse con periodistas y directivos. Concertada la plática para 40 minutos, puso condiciones: terminamos hasta que responda la última pregunta.


Advirtió de los riesgos para el periodismo en los albores del nuevo siglo."Ahora se cree que el intercambio acelerado de noticias puede sustituir el peso o la importancia de las mismas. Eso es peligroso. No sabemos más porque las noticias corran con mayor velocidad".


"El otro peligro, el nuevo mito o la utopía del siglo 21, es pensar que basta instalar internet en algún pueblo para que se resuelvan sus problemas de pobreza, ignorancia, enfermedades, tragedias humanas", decía.


*** Una lágrima explicaba en México el rigor del periodista. Una lágrima une ahora al periodismo con Ryszard Kapuscinski.


miércoles, enero 10, 2007

Mañana empieza el francés

Mañana empieza el francés. Ha pasado más de un mes desde que terminó el curso anterior (8 de diciembre). La maestra recomendó que repásaramos quince minutos diarios para no olvidar. Yo no repasé ni quince segundos en todo el mes. Espero que me vaya bien. El curso pasado saqué 9 y en el examen me sentí muy bien. Siento que sí he aprendido algo.
Necesito comprar un diccionario. Lo compraré el próximo lunes. Me siento contento por comenzar el nuevo curso aunque me tenga que levantar temprano otra vez. Lo encuentro relajante. A veces veo las clases como si fueran una especie de terapia de grupo para superar algún problema no confesado o, peor, desconocido. Como en Fight Club. Un grupo de autoayuda para sentirse parte de algo aunque no se sepa exactamente de qué ni por qué ni para qué. Para estar menos solo.
Me pregunto si me tocará una maestra o un maestro. Creo que prefiero a las profesoras. Creo que preparan más la clase que los profesores, son más organizadas. También son más pacientes a la hora de aclarar las dudas.
Espero poder tener órden en mis apuntes. Necesito comprar un cuaderno que tenga separadores. Unos apuntes desordenados son un problema cuando hay que estudiar. Recuerdo que para el examen final estudie en hojas sueltas, con garabatos y sin órden aparente.
Espero también ver a mis compañeros. Es un grupo singular. Hay de todo. Una arqueóloga que trabaja en el Templo Mayor (al ladito del CELE, súper bueno para ella. Hasta entra a las ruinas por una puertita especial), una cantante de ópera, una diseñadora / museógrafa, uno que trabaja en algo de una televisora, uno que trabaja en un taller de costura, una maestra de prescolar, una química. De todo como en bótica.
Me gusta la canción de Volován que se llama Desaparece. Aunque la letra es un poco triste.
Hoy no quiero ver tu sombra / No quiero ver tus ojos cerca
Creo que es todo. Me siento un poco disperso. Siento como si mi mente flotara y estuviera buscando su asiento en mi cabeza. Como un mareo. Pero agradable. Creo que a veces abuso del punto y seguido. Creo que es hora de terminar.

viernes, enero 05, 2007

Por andar de bromista

Cancelan boda por broma de novia
Ni siquiera los llantos de la novia pudieron revertir la decisión, y la pareja debió esperar dos meses y medio para intentar casarse de nuevo
AP
Viena, Austria (5 enero 2007).- Las bromas que se hacen en los casamientos no siempre son graciosas y así lo demostró una novia austríaca.
Una novia en Austria respondió bromeando "no" en lugar de "sí" cuando le preguntaron si aceptaba casarse con su prometido, y el funcionario que dirigía la ceremonia decidió suspender la boda.
Ni siquiera los llantos de la novia pudieron revertir la decisión, y la pareja debió esperar dos meses y medio para intentar nuevamente casarse, esta vez con éxito, de acuerdo con un informe del diario austríaco Oberoesterreichische Nachrichten publicado el viernes.
Los funcionarios del registro civil de la ciudad de Steyr, donde sucedió el hecho, se negaron a efectuar declaraciones. Solo dijeron que el incidente fue muy inusual, según el diario.
Hubiera estado genial que el novio ya no se hubiera querido casar la segunda vez. Para que se le quitara lo graciosita, jajajá

Una lección de mercadotecnia

Feliz Día de Reyes a mis lectores (dos).

Siento no haber escrito antes. Ya pasaron Navidad y a Año Nuevo y el blog como si nada. Una disculpa.

Esta ocasión quiero escribir sobre los derechos de los consumidores. En días recientes he tenido dos experiencias desagradables relacionadas con productos y servicios adquiridos con motivo de las fiestas decembrinas.

El primero fue un regalo generosísimo y muy útil que me hizo Dulce en mi cumpleaños y se trata de un Monitor de Ritmo Cardiaco (MRC). Para la mayoría de las personas, no es más que un “reloj” pues no saben cuáles son las múltiples y utilísimas funciones de un MRC y, en general, cuando tratas de explicar algunas de sus características, el interlocutor o interlocutores pierden inmediatamente el interés, como si uno estuviera hablando de la cosa más aburrida del mundo, como si uno hablara de las técnicas usadas para calcular la inflación o algo así.

Por lo anterior, en general he desistido de mi afán instructor y dejar que mi MRC sea rebajado a la categoría de “reloj” antes de tratar de educar al gran público en las funciones y beneficios asociados a entrenar con un MRC. Simplemente es demasiado complicado.

Los primeros días mi Monitor funcionó de maravilla pero apenas unos 15 días después de haber sido utilizado por primera vez, se descompuso. Como corresponde, lo llevamos al lugar donde fue adquirido para que fuera cambiado por otro pues “la garantía en tienda” es de un mes.

Antes de eso, Dulce me había dicho de todo lo que tuvo que pasar para comprarlo pues los empleados del lugar donde lo adquirió fueron poco o nada amables pero eso no es lo más grave sino que no querían sellarle la garantía. Además, le entregaron el Monitor en una caja maltratada y aparte se enojaron cuando les reclamó. Cuando fuimos a cambiar el MRC, el trato fue más bien áspero e incluso nos miraron como si fuéramos unos compradores conflictivos, cuando lo único que hicimos fue exigir nuestro legítimo derecho como consumidores.

Recuerdo muy bien la frase de una de las empleadas del lugar: “Ya habían venido antes, ¿no?”, dijo enchuecando la boca y con un gesto que le descomponía la cara, como si la causara repulsa hablarnos.

El nuevo producto fue entregado más de una semana después con las consecuentes miradas incómodas y el trato hosco. Esperemos que no se vuelva a descomponer y que no tengamos que volver a tratar con esas personas tan tontas y tan necias.

La segunda experiencia tuvo que ver con la Carrera de San Silvestre, celebrada el 31 de diciembre pasado. El problema fue que el sistema que utilizan para cronometrar los tiempos de llegada de los atletas presentó inconsistencias. En mi caso particular (no sé si se repita con otros competidores), el tiempo oficial es igual al tiempo del chip, lo cual es un error.

Me explico. El tiempo oficial es el tiempo desde que dan el disparo de salida y el tiempo del chip es el tiempo del competidor desde que cruza el arco de salida hasta que llega a la meta, por lo que ocurre que si uno no sale hasta adelante los tiempos forzosamente son diferentes. En mi caso, yo pasé por el arco de salida más de cuatro minutos después del disparo, y el tiempo que aparece en la página como el tiempo del chip es el TIEMPO OFICIAL, o sea, le están metiendo más de cuatro minutos a mi registro.

Me quejé. Hablé con la empresa responsable de los registros y de ellos obtuve una respuesta que no fue satisfactoria del todo. Se quedó en un muy amable “usted disculpe” y una explicación técnica (se cayó el sistema, joven).

Sin embargo (y esto es lo más importante), me contestaron, tomaron en cuenta lo que les dije. Por su parte, la empresa encargada de la organización y premiación de la carrera (son distintas) no me ha contestado.

En mercadotecnia, es muy importante que se respondan los cuestionamientos de los clientes, una respuesta a tiempo no disminuye la buena voluntad que el consumidor pueda tener con la empresa independientemente de si el error o omisión puede enmendarse (claro, si no es muy grave. No creo que nadie que tenga una mala cirugía este dispuesto a darle otra oportunidad a un médico incompetente)

Las investigaciones señalan que si las empresas muestran atención a las preocupaciones, dudas, quejas, sugerencia que hacen los consumidores, la imagen de la empresa aumenta y el consumidor está dispuesto a seguir probando los productos y servicios de la organización en cuestión aunque haya tenido una experiencia negativa. Además, la mala publicidad de boca en boca que pueda hacer el cliente afectado es mucho menor que si se ignoran los comentarios de comprador. Se controlan los daños, pues.

En mi caso en particular, estoy decepcionado y enojado con la empresa que no me he respondido y estoy considerando no participar en competencias organizadas por ellos. En cambio, estoy dispuesto a darle una segunda oportunidad a la organización que sí me contestó.

En cuanto a la del “reloj”, estoy casi decidido a no volver a comprar nada ahí.