martes, agosto 28, 2007

Francisco Javier Vital

El domingo me enteré por la televisión de una noticia que me entristeció mucho. El domingo pasado se celebró en la Ciudad de México la edición número 25 del Maratón Internacional. Recuerdo que hace un año exactamente fue cuando conocí a Noé, un amigo que me orientó y me ayudó a entrenar con más método y con más orden. También recuerdo que ese día que lo conocí me mostró la medalla que consiguió por haber terminado el Maratón y me entusiasmó tanto que desde entonces he participado en nueve carreras y he descubierto que correr es una de las actividades que encuentro más satisfactorias y estimulantes.
Este año, uno de los participantes en el Maratón falleció de un paro cardiaco cuando corría el kilómetro 37, cerca del cruce de Insurgentes y Querétaro, en la Colonia Roma.
La noticia es triste porque la preparación física y mental que se requiere para decidirse a participar en un maratón y completarlo es algo tremendamente difícil. Yo nunca lo he hecho, aunque es una de las cosas que más ambicionó en la vida: tener la disciplina y el valor que tuvo el abogo zacatecano Francisco Javier Vital Sandoval, de 47 años, para completar los 42.195 kilómetros.
Las imágenes del video son terribles. Muy fuertes. Se ve al atleta recostado en el pavimento, con la mirada pérdida mientras le dan masaje en el pecho y lo asisten para respirar. Está totalmente ausente, no se entera de nada de lo que pasa a su alrededor. El audio del video refleja el caos del momento y los aplausos de los corredores que alientan al zacatecano, seguramente sin saber de la gravedad del incidente. Los paramédicos auxiliándolo en medio del caos y él desmayado.
Vital Sandoval murió en el área de urgencias de un hospital privado.
Es triste porque entre los que corremos, los que hemos participado alguna vez en una carrera se sabe de la emoción y de la excitación que provoca imponerse un nuevo reto, disfrutar del recorrido y con cada paso reafirmarse en que uno ha tomado la mejor decisión: correr y que con el deporte uno sea mejor persona.
Es algo muy triste que toda esta emoción termine en algo así.
No sabemos sobre la preparación del corredor o sobre qué provocó que su corazón no resistiera el esfuerzo pero valga decir que seguramente su ejemplo inspiró a muchos y vivió una vida plena y feliz. Sin embargo, no hay que despreciar las lecciones que se desprenden de este trágico hecho, hay que aprenderlas y entrenar con disciplina y, sobre todo, disfrutarlo.
Seguramente el abogado Francisco Javier habrá completado los cinco kilómetros que le restaban en el cielo, mientras observaba a todos los entusiastas de este deporte cruzar la meta y conseguir ser mejores atletas y , sobre todo, mejores personas.

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