Es verdad. Ocurre que cuando uno piensa largamente en una cosa, cuando la desea como se han deseado muy pocas cosas en la vida, es difícil creer que ya no es más una fantasía. Que todas esas veces deseando y pensando en lo íntimo en cuánto se quiere algo y qué feliz sería uno si finalmente lo tuviera, valieron la pena.
Y después de mucho pensar en todas las cosas que uno hará cuando ese anhelo finalmente se alcance, lo primero que a uno se le ocurre hacer es comunicarle al mundo la alegría que produce ese evento largamente esperado.
Pero no es una alegría desbordada. No es una manifestación eufórica. Es más bien un descanso, un peso que se ha dejado caer después de cargarlo en la espalda por un tiempo que parecía eterno. Es un alivio. Es una liberación, una breve opresión en el pecho, la sensación de la falta de aire que le recuerda a uno que está vivo.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Acabo de escuchar esta frase en el radio. Los boletos salen a la venta la próxima semana. El concierto es el 16 de noviembre. Esta es una de las cosas con la que más he fantaseado desde hace mucho tiempo. Todavía no creo que sea verdad. Estoy en shock. Pero me siento tranquilo. Repaso la frase una y otra vez para estar seguro que ya la entendí y la comprendí.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Acaricio cada una de las palabras que componen este enunciado para estar seguro de que lo entiendo y que no es más un deseo sino una realidad.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Ese pensamiento que ayudaba a evadirse del mundo ordinario ya no es más un buen deseo, algo que se espera ocurra algún día. Es verdad. Confieso, con vergüenza, que a veces reprimía este pensamiento, generalmente cuando me sentía decepcionado o enojado pues lo veía muy lejano.
Pero la idea de ver a Morrissey también me consolaba, me alimentaba. Tenía ese efecto en mí. Pensaba que si yo mismo dudaba que algún día ocurriera, jamás pasaría, así que inmediatamente cambiaba los pensamientos negativos por positivos.
Y ya pasó. Es cierto. Acaban de repetir la información en el radio. Es un hecho. Morrissey va a venir y tocará en el Palacio de los Deportes.
Y después de mucho pensar en todas las cosas que uno hará cuando ese anhelo finalmente se alcance, lo primero que a uno se le ocurre hacer es comunicarle al mundo la alegría que produce ese evento largamente esperado.
Pero no es una alegría desbordada. No es una manifestación eufórica. Es más bien un descanso, un peso que se ha dejado caer después de cargarlo en la espalda por un tiempo que parecía eterno. Es un alivio. Es una liberación, una breve opresión en el pecho, la sensación de la falta de aire que le recuerda a uno que está vivo.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Acabo de escuchar esta frase en el radio. Los boletos salen a la venta la próxima semana. El concierto es el 16 de noviembre. Esta es una de las cosas con la que más he fantaseado desde hace mucho tiempo. Todavía no creo que sea verdad. Estoy en shock. Pero me siento tranquilo. Repaso la frase una y otra vez para estar seguro que ya la entendí y la comprendí.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Acaricio cada una de las palabras que componen este enunciado para estar seguro de que lo entiendo y que no es más un deseo sino una realidad.
Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.
Ese pensamiento que ayudaba a evadirse del mundo ordinario ya no es más un buen deseo, algo que se espera ocurra algún día. Es verdad. Confieso, con vergüenza, que a veces reprimía este pensamiento, generalmente cuando me sentía decepcionado o enojado pues lo veía muy lejano.
Pero la idea de ver a Morrissey también me consolaba, me alimentaba. Tenía ese efecto en mí. Pensaba que si yo mismo dudaba que algún día ocurriera, jamás pasaría, así que inmediatamente cambiaba los pensamientos negativos por positivos.
Y ya pasó. Es cierto. Acaban de repetir la información en el radio. Es un hecho. Morrissey va a venir y tocará en el Palacio de los Deportes.
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There's a club if you'd like to go
You could meet somebody who really loves you
So you go, and you stand on your own
And you leave on your own
And you go home, and you cry, and you want to die
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When you say it's gonna happen now
Well, when exactly do you mean
See I've already waited too long
And all my hope is gone
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You shut your mouth, how can you say
I go about things the wrong way
I am human, and I need to be loved
Just like everybody else does
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