jueves, octubre 26, 2006

Whoopi Goldberg


En mi clase de francés creen que soy racista. Pero no lo soy, de verdad. La gente que me conoce sabe que no, todo lo contrario. Soy un liberal. No creo en ningún tipo de discriminación por ninguna causa y siempre evito los lugares donde discriminan a las personas por su credo, preferencia sexual, nivel socioeconómico, origen étnico, por la ropa que usa o por lo que sea.

Sucede que la maestra estaba explicando algunos adjetivos y nos enseñó laid. Il est laid; elle est laide. Il est moche; elle est moche. Él es feo, ella es fea. Nada del otro mundo. Una palabra más.

El problema comenzó cuando la maestra preguntó que qué famoso consideraba el grupo que era feo. Se hizo un silencio por algunos segundos y yo, por decir algo (lo primero que me vino a la mente) y sin ninguna razón en particular dije Whoopi Goldberg (¿así se escribe?).

No lo dije por nada en específico. No creo que esa mujer sea particularmente bella pero no tiene nada que ver con su origen étnico. De verdad. Absolutamente nada que ver.

Pude haber dicho cualquier otra cosa pero lo primero que me vino a la mente fue eso. Su imagen, su cara. No había visto la noche anterior la de Ghost: la sombra del amor (que me parece una de las películas más cursis y gachas de la historia} y cada que pasan la de Cambio de hábito en el Canal 7 le cambio porque creo que es una película aburrida y simplona y eso que nunca la he visto completa. Entonces, no sé porqué lo dije, no se porqué el acto reflejo de mi cerebro fue traer la imagen de su cara

De verdad. No soy racista. No tengo nada contra Whoopi Goldberg. Sus películas me cagan pero no porque ella sea de raza negra sino porque no me gusta como actúa y mi juicio no tiene nada pero nada que ver con que sea negra. No soy racista.

Fue un desastre. Después me sentí terriblemente incómodo. Luego no sé que dijo la maestra que se refirió a Whoopi Goldberg como “Whoopi” y eso me hizo sentir mucho más incómodo y fuera de lugar porque lo dijo en un tono muy casual, refiriéndose a ella como si la conociera y la verdad no sé si la conozca pero las posibilidades son muy pocas ¿no? Es como si a mi me preguntaran que si conozco a Dolly Parton o algo así.

No sé exactamente cómo lo dijo pero es como si alguien dijera: Ah, me gusta mucho la nueva canción de Paulina (en vez de decir Paulina Rubio).

Qué pena, de verdad. No sé por qué me siento mal si yo no hice nada malintencionado. Y no es que me esté retractando. Pienso que Whoopi Godlberg no es una mujer guapa, voy a decirlo como es: Creo que Whoopi Godlberg es fea pero mi opinión no tiene que ver con el hecho de que sea negra.

Por el contrario, sería un hipócrita y sería un racista si dijera que es guapa o que me gustan sus películas únicamente porque es negra y para pasar por alguien políticamente correcto.

¿Creerían que soy racista si hubiera dicho algo parecido de una blanca? Si en vez de Whoopi Goldberg hubiera dicho Barbara Streisand, ¿la reacción hubiera sido la misma? No creo. Creo que esas distinciones lo único que hacen es abonar a la percepción de que las personas son diferentes unas de otras. Y eso no es cierto. Todos somos iguales.

jueves, octubre 19, 2006

La risa

Desconfío de las personas que ríen muy ruidosamente. Estoy de acuerdo en que no hay nada como una carcajada franca, sonora, liberadora. Reír hasta que duele el estómago es una de las sensaciones más placenteras que hay. Casi tan placentera como esa otra sensación que están pensando.

Reír es saludable. De cuando en cuando sale en los diarios alguna nota de algún científico en alguna parte del mundo que confirma que la risa es terapéutica. Como aquella clásica sección del Selecciones
Reader’s Digest: La risa, remedio infalible.

Aunque la verdad los chistes que yo leía de pequeño en esa sección me parecían bastante bobos y simplones. Y eso que yo era un niño bastante teto. Aunque, pensándolo bien, sigo siendo un teto nada más que ahora soy “adulto”.

Pero ese no es el tema (¿han notado mi escasa capacidad para apegarme al tema sin divagar?). Lo que quería decir es que me encanta la risa y las personas que al reír lo contagian a uno de su risa. ¿No les ha pasado que alguien se está riendo y de repente uno comienza a reír sin saber exactamente por qué? Me encanta cuando me doblo y se me va la respiración por seguir riendo. Cuando ya no puedo ni jalar aire por estarme riendo.

A pesar de que algunos pueden pesar que soy malhumorado o que tengo problemas con mi carácter, reír es una de las cosas que más me gustan. Aunque eso no quiere decir que vaya por la vida riéndome de todo, pero cuando me río, me río bien.

Entonces me causa un gran conflicto encontrarme con esas personas que ríen tan ruidosamente que no puede ser que esté riendo con franqueza, honestamente. Están riendo para quedar bien con alguien (generalmente una figura de autoridad) que acaba de comentar algo supuestamente gracioso. Están riendo por compromiso, por vanidad, por lambisconería, por llamar la atención.

Detesto a esa gente. Es tan hipócrita, tan falsa, tan rastrera, tan baja, tan ordinaria, tan corriente, tan vil. No los soporto. Entiendo que si el jefe dice un chiste uno no hace cara de: no mames, pendejo(a), que idiota eres. Pero basta con una sonrisa apenas asomada en los labios que sutilmente dice: Ahórrate el chiste y a lo que venimos, por favor.

Hace mucho identifiqué a esa gente y siempre procuró alejarme de ella. Evitar cualquier contacto con ellos. Los llamó de una manera que puede sonar bastante despectiva y grosera pero el término lamehuevos se me hace justo y exacto para clasificarlos. Se les encuentra en grandes cantidades en los partidos políticos y en cualquiera de los tres niveles de gobierno.

Sin embargo, estos días encontré una risa distinta. Una risa que no resulta irritante como la otra sino perturbadora. Es una risa nerviosa, histérica, llena de preocupaciones, de estrés. Es una especie de graznido muy fuerte que se acompaña de una boca muy abierta y de una terrible deformación de los músculos de la cara. La gente que se ríe así se vuelve una mueca de angustia, de sufrimiento y de pena.

No sé si estoy exagerando pero por lo menos esa sensación me dio. Me inquietó mucho. Pasaron varias horas hasta que el sonido se fuera confundiendo con los otros de mi mente y ahora casi no lo puedo recordar. En cambio, la desfiguración del rostro es terrible, no la puedo quitar de mi cabeza.

Si alguien vio la película de Benjamín Cann Crónica de un Desayuno (se las recomiendo mucho), hay una escena en la que el personaje de María Rojo comienza a reír hasta que la risa se transforma en un llanto desesperanzado. Es una gran secuencia pues la cámara está inestable y transmite más la angustia del personaje, su conflicto emocional.

Por un momento pensé que la persona que se reía ayer era así. Que en la intimidad se reía así. Llegaba a su casa riendo y ya sola, terminaba la comedia para dar paso a la tragedia.

No lo sé. A lo mejor sólo fue una imagen mía pero no dejo de pensar en eso.

martes, octubre 10, 2006

How Soon is Now?

Es verdad. Ocurre que cuando uno piensa largamente en una cosa, cuando la desea como se han deseado muy pocas cosas en la vida, es difícil creer que ya no es más una fantasía. Que todas esas veces deseando y pensando en lo íntimo en cuánto se quiere algo y qué feliz sería uno si finalmente lo tuviera, valieron la pena.

Y después de mucho pensar en todas las cosas que uno hará cuando ese anhelo finalmente se alcance, lo primero que a uno se le ocurre hacer es comunicarle al mundo la alegría que produce ese evento largamente esperado.

Pero no es una alegría desbordada. No es una manifestación eufórica. Es más bien un descanso, un peso que se ha dejado caer después de cargarlo en la espalda por un tiempo que parecía eterno. Es un alivio. Es una liberación, una breve opresión en el pecho, la sensación de la falta de aire que le recuerda a uno que está vivo.

Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.

Acabo de escuchar esta frase en el radio. Los boletos salen a la venta la próxima semana. El concierto es el 16 de noviembre. Esta es una de las cosas con la que más he fantaseado desde hace mucho tiempo. Todavía no creo que sea verdad. Estoy en shock. Pero me siento tranquilo. Repaso la frase una y otra vez para estar seguro que ya la entendí y la comprendí.

Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.

Acaricio cada una de las palabras que componen este enunciado para estar seguro de que lo entiendo y que no es más un deseo sino una realidad.

Morrissey va a venir a México y tocará en el Palacio de los Deportes.

Ese pensamiento que ayudaba a evadirse del mundo ordinario ya no es más un buen deseo, algo que se espera ocurra algún día. Es verdad. Confieso, con vergüenza, que a veces reprimía este pensamiento, generalmente cuando me sentía decepcionado o enojado pues lo veía muy lejano.

Pero la idea de ver a Morrissey también me consolaba, me alimentaba. Tenía ese efecto en mí. Pensaba que si yo mismo dudaba que algún día ocurriera, jamás pasaría, así que inmediatamente cambiaba los pensamientos negativos por positivos.

Y ya pasó. Es cierto. Acaban de repetir la información en el radio. Es un hecho. Morrissey va a venir y tocará en el Palacio de los Deportes.
__________
There's a club if you'd like to go
You could meet somebody who really loves you
So you go, and you stand on your own
And you leave on your own
And you go home, and you cry, and you want to die
__________
When you say it's gonna happen now
Well, when exactly do you mean
See I've already waited too long
And all my hope is gone
__________
You shut your mouth, how can you say
I go about things the wrong way
I am human, and I need to be loved
Just like everybody else does

jueves, octubre 05, 2006

Algunas razones por las que no me gusta My Space

1.- Se tarda mucho en cargar.
2.- Ninguno de los que dejan mensajes sabe escribir
3.- No pone acentos.
4.- Los que dejan mensajes siempre escriben algo así:

“Tsss, graxxx por el add. nos estamos posteando por aki ns vemos luegox".

5.- Cuando los agrega alguien “famoso” ponen algo como:

"Tsss, hombre, es un honor estar en sus amigos. Puex dejeme un comment en mi espacio. chido, graxias, que honor, bueno, nos posteamos, chido, psss que la pasex vien".

6.- Son patéticas las fotos que ponen los usuarios mostrando sus “mejores ángulos”.

7.- Los diseños de las páginas no permiten que uno pueda leer lo que ponen.

8.- Los posts de los blogs no respetan los signos de puntuación, están mal estructurados, tienen faltas de ortografía, no llegan a ningún punto y escriben como hablan, lo que da una clara idea de las limitaciones de la persona en cuestión.

9.- Los comentarios de las fotos dan pena. Una tía pone una foto de su ojo y pone: “Tristeza”.

10.- Ponen mensajes a sus amigos para quedar y salir a algún lado. ¿No es más fácil mandarles un mensaje su celular o llamarse?

Recomendación general

Cada que veo la pantalla en la que se crean las entradas, me acuerdo de la vez en la que se me borró un post gigante y el coraje que me dio. La recomendación, para los novatos del blog, como yo, es que primero lo hagan en Word y luego lo peguen porque esa pantallita es muy traicionera.

martes, octubre 03, 2006

En el hoyo

Hace un par de semanas vi el documental En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo. Justo ayer leía que su obra ya ha ganado muchos premios (14) y que ha sido aplaudida en varios festivales alrededor del mundo. El documental, además, fue seleccionado para representar a México en los prestigiados premios Goya, en España. Muchos logros para una obra que parece tan austera cuando uno la ve superficialmente.

El documental, para los que no lo sepan, trata sobre los trabajadores que participaron en la construcción del segundo piso del Periférico, en la Ciudad de México. Los albañiles, pues.

Creo que leí por ahí que Rulfo había comenzado el documental porque él vive cerca del Periférico y que estaba fastidiado de todos los problemas que le representaban los trabajos en el área. Así que decidió salirse con su cámara y filmar a los obreros sin ningún propósito específico. Seguro que en ese momento no pensaba que esas obras tan molestas lo recompensarían de una manera tan generosa.

Decía que la primera imagen que uno tiene del documental es más bien simple pero un segundo análisis revela lo grandioso de la película. Yo, la verdad, no conozco el trabajo del director. Sé que su película más famosa se llama Del olvido al no me acuerdo y creo que trata sobre unos viejitos pero no estoy seguro. No la he visto. Así que no tenía argumentos “cinematográficos” para decidir si quería ver o no el documental. Si me agradaba o no el director.

Cuando leía sobre la película y de lo que trataba me imaginaba que Rulfo era alguien así como Luis Mandoki, el mismo que estuvo filmando a López Obrador durante la campaña y que sacó unos capítulos de su documental ¿Quién es el Sr. López? que se vendían a 35 pesos en los puestos de periódicos. Tenía esa imagen en mi cabeza, la de un oportunista que quería congraciarse con López Obrador y que deseaba pasar por intelectual-de-izquierda-comprometido-con-México-soy-cool-porque-apoyo-al-Peje-y-creen-que-estoy-informado.

Luego también pensé que a lo mejor era un ataque al Peje por las condiciones de inseguridad en las que trabajaban los albañiles o que trataba sobre el dispendio en el segundo piso, con cifras y toda la onda Michael Moore para demostrar que en la Ciudad se desperdicia el dinero en cosas que no sirven más que para que su gobernante tenga notoriedad y que benefician a muy pocos ciudadanos.

Luego leía más información sobre la película y menos entendía de lo que trataba, así que me decidí ir a verla porque me intrigaba demasiado de qué era el documental, cuál era el tema, pues.

Y qué gran sorpresa. Evitando lo obvio, Rulfo se centró en entregar un retrato humanísimo de los albañiles. Sin cursilerías, sin lugares comunes, sin un falso sentimentalismo, los personajes de la película de Rulfo son entrañables. Sus gestos, sus hábitos, sus opiniones, sus sueños, su manera de convivir es tan humana que nunca cae en las complacencias burguesas del que nada más observa sin involucrarse y sonríe beatíficamente.

Todo lo contrario. Los momentos de humor, que son muchísimos a lo largo de la película, hacen que uno se ría abiertamente de cosas muy pero muy cagadas. La mayor parte de la película uno se está riendo de todo lo que retrata el cineasta.

Esto no implica que el documental no tenga sus momentos dramáticos. Los accidentes o el relato de una mujer que trabaja en el lugar y que afirma haber visto a Dios y al Diablo agregan el toque místico y exótico.

Además, claro, de los extraordinarios movimientos de cámara (cuando la cámara parece ir a velocidad normal y todo lo demás va muy rápido) y los encuadres que tiene la película. De esto no sé mucho, alguien que sepa de cine sabrá describirlos mejor, sólo quiero destacar el travelling (creo que se dice así) al final de la película, cuando cierra el documental.

Recomiendo que vean la película aunque no sé si todavía está en los cines. Pongan atención al principio, cuando explica lo de los puentes y eso. Resume lo simple y lo complicado del documental. Y creo, también, de la vida.