Los mensajes de celular. Te das cuenta de lo útiles que son cuando logras comunicarte gracias a ellos. Como dice Juan Villoro, a veces es bueno comunicarse a medias o tomar una foto a medias, medio ver, medio escuchar, medio comunicarse es, a veces, suficiente, dice el escritor en relación a los celulares y a todas las cosas que hacen o dicen sus fabricantes que hacen.
El caso de los mensajes de texto es muy útil para ejemplificar lo dicho por el autor. En mi celular, por ejemplo (creo que no es igual en todos), si escribes una palabra con acento, te aumenta el número de caracteres al doble y entonces un mensaje sencillo se tiene que enviar en dos partes, con el consecuente descuento al saldo del teléfono. Te cobran por cada bloque en el que se va al mensaje.
Los que me conocen saben que soy celoso del idioma y en todos los foros en que me presento promuevo el uso correcto del lenguaje. La verdad no sé mucho. Estoy seguro que un profesional o alguien más o menos instruido en esas cuestiones podría encontrar miles de errores de construcción en este y en otros textos que he posteado.
En el párrafo anterior, por ejemplo, no sé si es correcto que utilice el participio. Estoy casi seguro que no porque no existe el verbo “postear”. Una muestra de mis múltiples incongruencias y contradicciones, pero ¿qué es el hombre sino un cúmulo de ideas que chocan y se anteponen? Uno no debe creerse completamente sus ideas, es peligroso.
Pero ese no es el tema. Lo que quiero explicar es cómo los mensajes a pesar de sus limitaciones, sus reglas absurdas, su tiránica actitud y su sorda disposición ante los legítimos reclamos del usuario, pueden ser útiles. Así pues, aunque no se puedan poner acentos y el sentido de una oración pueda ser peligrosamente malinterpretado, tengo que reconocer que los mensajes son una manera efectiva de comunicarse. Aunque me choque escribir un “si” en vez de un “sí”, acepto que los mensajes me gustan.
A pesar de todas sus limitantes, pues, un breve mensaje recibido en el momento exacto y de parte de la persona querida, puede cambiarlo absolutamente todo. El mensaje es recibido y comprendido y uno es feliz. Inmensamente feliz.
Un cuadrito iluminado en un aparato que es objeto de nuestros más dispares sentimientos: a veces lo odias, a veces lo amas. Un mensaje a tiempo y me siento feliz.
Gracias por tus mensajes, amor. Te amo.
jueves, septiembre 28, 2006
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